Para empezar a toquetear el orden de la percepción, para dar lugar a
que la observación vea ciertos parámetros y ciertas leyes que rigen la
percepción y la conciencia, se debe tener una buena salud física y
mental.
Cuando hablamos de salud física no estamos hablando del
tipo de salud del deportista. Hablamos del funcionamiento natural del
cuerpo, que será para todos distinto de acuerdo a su propio físico y su
propia fisiología.
En realidad la salud física en la mayoría de
los casos es una consecuencia de la salud mental, y la mayoría de las
enfermedades tienen su origen en problemas emocionales y mentales.
La expansión de la CONCIENCIA, el trabajo sobre la percepción, es un trabajo de RESPONSABILIDAD TOTAL.
La naturaleza de la investigación donde el propio aparato perceptual es
el instrumento, cuya base visible es la unidad mente-cuerpo, requiere
del investigador que asuma RESPONSABILIDAD TOTAL, sobre sí mismo y sobre
la consecuencia de sus acciones.
La responsabilidad total empieza
por uno mismo, debiendo tenerse una autohonestidad completa acerca de
sí mismo y de los propios procesos.
Mentir es estúpido, pero hacerse trampas al solitario ya es no solo tonto sino hasta peligroso.
En el tema PERCEPCIÓN, la verdad mas publicitada y la menos comprendida
es uno de los misterios mas difíciles de entender por la mente lineal:
EL MUNDO QUE VES ES TU PROPIA Y PERSONAL CREACIÓN.
Para la gente común que padece el mundo como una realidad dada y se
mueve en la vida respetando el afuera como realidad inmóvil, esto es un
absurdo.
Para el investigador que empieza a descubrir las facetas
de la percepción que cumplen esta ley, es una fuente inagotable de
asombro y de recursos ilimitados.
La ley de que TU ESTAS CREANDO TU MUNDO se cumple siempre: si tu crees que eres víctima de una realidad impuesta, lo serás.
Para salir de la condición de víctima, lo primero es dejar de creer que lo eres.
Cuando un perceptor se para en su poder, deja de considerarse víctima y
empieza a verse como CREADOR, y asume la responsabilidad de que el
mundo que experimenta
es su propia y personal creación y a llorar al
cuartito, se encuentra en la posición ideal para empezar con la MAGIA,
la increíble aventura de afectar la realidad con su propia percepción.
Como en la conciencia todo se ajusta a sí mismo y se autoregula, este
inmenso poder de crear la realidad solo se puede asumir cuando se tiene
responsabilidad total.
Y el entendimiento incluso de lo que quiere decir responsabilidad total, viene luego de que se limpie el aparato perceptor.
ADICCIONES, DEPRESIONES, VIOLENCIA, ATAQUES DE PÁNICO, EGOMANIA, ALIENACIÓN, ESTRES.
Podemos enumerar una infinita serie de males que afectan al individuo y
repercuten sobre toda la sociedad. Todas ellas tienen un origen común:
la ignorancia de los propios procesos perceptuales de la mano de la
represión que se impone al individuo para que se adapte a un mundo
artificial basado en ideas y sistemas de creencias.
Un
investigador en percepción, por la propia necesidad dado los
requerimientos de su actividad, es como mínimo un ciudadano ejemplar, un
modelo a seguir, una persona que va a respetar al máximo la vida, y
esto surge de sí mismo, no de un marco ideológico o dogmático, por lo
cual puede sostenerlo más allá de las circunstancias que afecten la realidad.
Este tipo de salud mental es la que buscan todos.
No vamos a empezar un recuento de los problemas por los cuales la
ciencia y los expertos en salud mental no encuentran la solución, aunque
no es difícil deducirlo.
Vamos directo a nuestro interés: sanear el aparato perceptor.
El aparato perceptor puede desglosarse en varios elementos: el
principal es la conciencia, el observador silencioso detrás de todo.
El OBSERVADOR pone su atención y sabe, sin lugar a dudas y sin siquiera formular lo que sabe.
Entonces la ATENCIÓN es un elemento importante.
Si necesita formular lo que sabe para comunicarlo, usa la razón.
La RAZON es solo un instrumento mas, una herramienta para indexar y formular.
El aparato perceptor tiene varias entradas de información.
El perceptor percibe con todo su cuerpo y su energía, es decir, percibe
con la unidad mente-cuerpo, impactando la percepción en diversos
centros especializados que transmitirán al sistema nervioso la
información.
En general algunos de estos centros tienen correspondencia
con algunos órganos, pero no son exactamente el órgano.
Así podemos recibir información del hígado, del páncreas, de los riñones, del corazón, de los genitales, del útero,
pero hay otros sitios importantes que no corresponden a órganos sino
que son zonas energéticas del ser humano, como el entrecejo, las
pantorrillas o el hara, ese punto que esta apenas abajo del ombligo,
que llamamos la voluntad,
El hara o voluntad, es un centro muy
importante, porque es la raíz de la vida y desde donde ella se mueve. El
famoso harakiri, el suicidio japonés de los samurais, no es esa cosa
espeluznante que inventaron las películas de abrirse el vientre con una
espada. Es todo lo contrario: es quitarse
la vida desde la raíz, sin
sentir nada ningún dolor. El samurai se clavaba en el hara un
cuchillito pequeño que no necesitaba mas de 5 cms de hoja y moría
instantáneamente, porque cortaba la vida desde la raíz.
Los problemas psicológicos y físicos de los humanos empiezan a surgir cuando se reprime la naturaleza propia y se intenta adaptarla a un medio arbitrario.
Cuando tenemos emociones o reacciones emocionales que no gustan, o que
no son adecuadas, te enseñan a taparlas o a reprimirlas. También a
veces, como no quieres ser vulnerable o que se den cuenta de tu estado
emocional, las reprimís. Con el tiempo esto se vuelve hábito y tiene
toda una rutina asociada.
Tapar las emociones es lo que enferma al ser humano.
¿Como las tapamos? Hay varias maneras.
Cuando se empiezan a sentir emociones que no se quieren sentir se
inicia una rutina propia y particular para evadirse: me voy a la cabeza y
empiezo un diálogo interno acerca del motivo de estas emociones, de quienes son los culpables y de lo injusto que es lo que me hacen.
O me voy a una especie de ensoñación en la que "me salgo del cuerpo",
estoy ahí pero a la vez no estoy, mi atención se fué al carajo, en una
nubecita que pasa, en que cosa voy a hacer mañana, etc.
O prendo un pucho, o prendo la tv, o me voy a juntar con amigos, o me tomo una checha.
Si voy a un profesional a "pedir ayuda" peor, me receta cualquier droga, que me va a permitir evadirme de sentir mis emociones.
Los humanos tenemos emociones. Solo se trata de sentirlas, dejar que
fluyan y nada mas. Reprimirlas hace que quede esa energía estancada en
el sistema nervioso y que empiece a generar problemas físicos y
psicológicos.
No hay nada malo con sentir las emociones. No hay
nada malo intrínsecamente con las conductas que desarrollamos para
taparlas. El tema es que tapar las emociones te desequilibra el sistema
nervioso.
Entonces hay que parar, mirarse, ver que estoy
sintiendo, y sentirlo, entonces luego que sentí la emoción, puedo
fumarme el pucho o tomarme la checha, pero no para tapar, sino por
placer.
Es clave observarse, aprender a ver cuando tenemos una emoción que estamos tapando.
En general hemos desarrollado conductas específicas, que ante una
situación que nos provoca miedo, tristeza o rabia, empleamos. Cuando
empezamos a observarla se nos revela, y podemos empezar a desarmarla.
Esto es muy simple, hay que empezar por sentir las emociones. Si se puede en el momento, mejor.
Si no resulta práctico o apropiado se guarda el evento, y luego a
solas, tranquilo, se empieza por recrear la situación tratando de
meterse en la emoción, llevando la atención tan profundo como se puede
en el sentir.
Si es tristeza se siente y si se puede llorar más rápido se va.
Si es rabia se puede gritar en un almohadón o golpear con uno. Tener
una bolsa de box rellena de trapo y unas guantillas es ideal para sacar
la rabia acumulada. Se consiguen por 3 pei la bolsa y las guantillas.
Si es miedo te metés ahí y los sentís hasta que se va.
Cuando tenemos una emoción atrapada en el cuerpo que empieza a moverse,
siempre hay algo físico que la delata: alguna sensación, algún dolor,
algún apriete, siempre hay algo.
Encontrar ese algo y poner la atención ahí, profundamente, hace que se manifieste y salga, se mueva.
La idea al sentir las emociones, es mover la energía de la emoción, para que esta no quede atrapada.
A veces es necesario el ejercicio físico, salir a correr o caminar es
de gran utilidad para mover la energía de las emociones. Si no se hace
ejercicio, esta energía queda atrapada en las articulaciones, creando
problemas que van desde simple dolores hasta artritis.
Cuando hay que encarar a alguien, sobre todo si hay rabia involucrada, lo mejor es mover la emoción antes,
esto es golpear hasta sacarse la rabia, entonces se puede hablar claro expresando sus motivos y su verdad,
sin que se proyecte la energía de la rabia en el otro, lo que a su vez provocaría una reacción igual o similar.
Las relaciones humanas mejoran muchísimo solo con mover la energía de las emociones antes de encararlas.
Esto es para personas sanas, "normales", para los que padecen depresión
o ataque de pánico mejor si se hace este trabajo con un profesional.
Esta lleno de sicólogos que hacen terapias en este sentido.
Por supuesto huir de psiquiatras y freudianos, mejor gestalt,
bioenergética, integrativos. Hay algunos cognitivo-conductual muy buenos
y eficaces. Igual, conseguir un buen terapeuta es a suerte y verdad,
como el melón y el casamiento. Suerte empila.
Reprimir las emociones tiene una contraparte en los seres humanos que quizás es incluso peor: EL DRAMA.
Por increíble que parezca la mayoría de nuestras emociones son falsas y proviene de nuestra adicción al drama.
Para llamar la atención, para manipular, o simplemente por pelotudos,
empezamos a inventar dramas, producto de nuestras elucubraciones
mentales, que generan falsas situaciones emocionales, que el cerebro con
su lógica toma como reales.
Es así que empieza a generar sustancias acordes a las
"terribles situaciones" que estamos viviendo, adrenalina y todo eso.
Estos mecanismos de sobrevivencia para estados puntuales de peligro,
pérdida o violencia, que nuestro sistema nervioso posee, cuando se
desencadenan continuamente por uso y abuso de dramas inventados, se
vuelven adictivos.
El cuerpo se hace adicto a las sustancias que
genera el drama y se encarga de que los repitas continuamente. A la
mente esto le encanta, porque le da poder absoluto sobre el sistema nervioso y sobre la realidad creada.
Todos felices consumiendo su droga.
Esta es una realidad increíble del ser humano:
LOS SERES HUMANOS SON ADICTOS AL SUFRIMIENTO.
Da mucha risa ver que joden tanto con el problema de la droga y la mayoría están adictos al DRAMA.
El mecanismo de adicción a las emociones es exactamente el mismo que el
de la adicción a la cocaína o a la pasta base, o cualquier adicción.
¿porque una pareja que vive gritando y peleando y haciendo historias
que nada tiene que ver con el amor, mantienen su relación por años?
Porque ambos en ese juego dramático obtienen lo que necesitan: la droga a
la que están adictos, generada por su cerebro a partir de los dramas
emocionales a los que se exponen. ¿Son felices? En realidad sí.
No hay nada intrínsecamente malo en el sufrimiento. La gente no quiere
dejar de sufrir, lo que quiere evitar es el dolor que esto le produce.
El problema es que el organismo no puede resistir el continuo bombardeo
con sustancias que le exigen el máximo y están hechas para casos
excepcionales, no para la normalidad.
Entonces sobreviene el
desgaste, la pérdida de energía, el estrés, seguido de los problemas
físicos: circulatorios, cardíacos, y cosas peores aún.
Y con el
debilitamiento físico empieza la incapacidad mental para sostener el
drama, empezando las depresiones, la pérdida de sentido y también cosas
peores aún.
Y de la adicción al drama pasamos a la adicción de psicofármacos, alcohol, tabaco, e ainda mais.
El investigador en percepción no puede ser nunca un adicto, a nada.
Debe ser un ser libre, que pueda tomar sus propias decisiones, mas allá
de cualquier necesidad o dependencia.
Lo primero que corta es el drama.
Para una persona conciente el drama es un papelón, un vergüenza, un berrinche infantil, me tiro al suelo y me ensucio la ropa.
En cuanto percibimos el drama, y lo empezamos a reconocer
en otros y en nosotros mismos, cae por sí solo.
Imposible ser tan imbécil. Imposible ser tan poca cosa, darse tan poco
valor, que se necesita hacer un teleteatro para que otro me acepte, me
quiera, me de algo.
PAPELÓN.
Luego, cuando uno mira atrás y ve los dramas que hizo, da un poco de vergüenza mezclada con risa.
¿como se puede ser tan pelotudo en la vida?
¡Y bueno! ¡es así!
Lo que resulta seguro es que cuando uno empieza a reconocer el drama lo
corta, no lo hace más. No solo por vergüenza, es increíble la energía
que se ahorra cuando se detienen las actuaciones para manipular y lograr atención.
El estado psicológico también se potencia, se empieza a salir de la
autocompasión y el pobrecito de mí, para empezar a ser un ADULTO, real y
verdadero, que asume la responsabilidad de sus actos, que vive en el
mundo que merece por su propio valor, no como resultado de las limosnas
que consigue con sus payasadas emocionales.
El trabajo sobre las
emociones que es muy simple en teoría, tiene sus complejidades, sobre
todo porque en el transcurso de toda una vida de adaptación al medio
social, los trucos y los versos que uno se hace están muy bien
ensamblados y cuesta soltarse para permitir que fluyan las emociones.
Hay muchas formas propuestas desde diversas fuentes para hacer esta
tarea mas fácil y rápida, dependiendo de la preferencia y
características personales se podrá usar una, varias o todas, o usar la
información para desarrollar una estrategia propia mezclándolas a
nuestro antojo.
Lo cierto es que usaremos la que mejor nos sirva y que sea rápida.
En percepción todo tiene que ser ya, aquí y ahora.
Proceso es solo una manera de hablar, en realidad no hay ningún proceso, todo es ahora.
Si algo es lento y aburrido y no atrapa toda tu energía, es una bosta adaptativa de alguna especie de control.
La razón no quiere ser irracional, por el contrario siempre está
buscando un pensamiento perfecto que lo resuelva todo. Y no descansa
hasta encontrarlo.
Somos nosotros que no sabemos usarla, que no
tenemos aptitud en el uso de esta herramienta y la confundimos dándole
entrada de datos equivocados, mal digitados o que no corresponden.
La mayoría de los diálogos entre humanos, son simples diálogos entre
sordos, entre personas que no escuchan y mientras el otro habla está
absorto en construir la frase que va a decir en cuanto el otro se calle.
Esto es lo que llamamos dominó. Construir conversaciones con
estructura de diálogo con proposiciones sintácticas con un valor
adecuado para conectar, pero con un valor de salida completamente distinto fuera de una lógica racional.
Este es un proceso que no tiene fin y que se corta cuando alguno se
aburre o se cumplió el propósito real del diálogo que es el de juntar
las antenitas, sentirse acompañado, o alguno de estos fines gregarios.
Cuando no tenemos claridad acerca de nuestros estados emocionales,
cuando hay discordancia entre nuestros deseos y lo que nos permitimos
de acuerdo a nuestro sistema de creencias, cuando decoramos nuestra
verdad para moldearla de acuerdo al personaje social que inventamos para
zafar, para agradar a nuestros padres, entorno, pareja, etc, nuestra
racionalidad empieza a fallar.
No nos damos cuenta, porque siempre va a funcionar de acuerdo a su programa lógico.
La razón es un instrumento perfecto que nunca se equivoca.
Ella razona todo lo que le pones a
razonar, de acuerdo a su propia coherencia.
Lo que falla es la entrada de datos.
Si vos sumas papas y boniatos te va a dar vegetales, pero nunca papas o
boniatos. Si vos tomas un dato variable, y lo ponés como constante en
la ecuación la cuenta va a estar bien hecha pero el resultado es
erróneo.
Eso es lo que pasa en general con las emociones. Le asignamos valores de constante para razonar
con ellas y usamos resultados racionales como si fueran correctos porque la cuenta está bien hecha.
Amor, miedo, tristeza, rabia, son variables. Las emociones son estados
que fluyen rápido e intensamente, aparecen y desaparecen.
Tener amor por alguien no es una constante, es un sentimiento que provoca esa persona, que es muy
similar cada vez, y que por eso le adjudicamos un valor de constante.
Pero es solo una estimación que hacemos.
Como nuestra razón, para hacer sus cálculos, necesita abstraer la
realidad y considerarla como inmóvil, le asigna valores a las variables.
Cuando nosotros empezamos a identificar al ser con la mente, y
empezamos a creer que somos nuestros pensamientos y creemos como verdad
lo que la mente piensa de nosotros mismos, empezamos a confundir las
variables como constantes.
Y empezamos a manipular la realidad para sostener constantes las variables.
Entonces empezamos a reprimir las emociones que no se ajustan a los
valores de realidad que tenemos de acuerdo a nuestros cálculos, y
empezamos a falsear otros para que se ajusten también a los valores
esperados.
Este tipo de manipulación de los cálculos traen como
consecuencia los chantajes emocionales típicos que todos sufrimos y a la
vez hacemos sufrir.
Como aprendimos estos juegos desde niños, pronto nos convertimos en cínicos profesionales.
La mayoría de las veces tenemos todo un arsenal de “ideas irracionales”
que adoptamos como verdades y a la luz de las cuales interpretamos
nuestra realidad emocional.
Un terapeuta cognitivo-conductual
talentoso, con solo desarmar este arsenal de ideas irracionales en sus
pacientes, le soluciona en dos o tres meses la mayoría de los problemas
que tienen para vivir su vida en plenitud. No es para nada complejo,
pero es algo que debe hacerse.
Y nos creemos muy vivos e inteligentes porque sabemos cálculo diferencial.
Pero ignoramos como funciona nuestro propio sistema.
Para poder sostener nuestros cálculos erróneos, falseamos nuestros
estados emocionales, reprimimos emociones, o las hacemos surgir en base a
dramas inventados.
Lo que creemos una viveza, o incluso una
legitima aptitud superior de homo sapiens, es una completa tontería que
pagaremos tarde y temprano.
Nuestro cuerpo y nuestros sistema
nervioso no sabe nada de falsedades. Confía plenamente en nuestra razón,
porque sabe que es perfecta. Y siguiendo el modelo o matriz con la que
fue creado, la trampa sagrada, le cree todo.
Guarda en sus
memoria celular las emociones reprimidas, no sentidas. Produce
sustancias de acuerdo a los estados de alarma que le mandamos con los
dramas.
Esto provoca todo tipos de enfermedades, físicas y mentales.
Cuando el sistema empieza a fallar en vez de corregir nuestros cálculos
y analizar que tan fiables son, empezamos a tratar al cuerpo como si
fuera un artefacto que entra a taller, drogas, remedios, cirugías,
muletas de todo tipo,
Cuando terminamos de hacerlo bosta, y no da
nuestra energía ni para sostenernos de pié, seguimos aún con nuestra
estúpida racionalidad y con sus cálculos erróneos: nuestras ideas siguen
siendo las mismas, y haciendo uso de una gran racionalidad nos
preocupamos para después de muertos: contratamos el servicio fúnebre y
ahorramos dinero para tratar que nuestras ideas y creencias sigan
vigentes cuando ya no estemos: tratamos de dejárselo a los que nos aman y
que no lo reciban quienes odiamos.
Esta tragicomedia tiene una
gran enseñanza perceptual: si la analizamos bien, entenderemos mucho
acerca de como funciona la percepción y podremos empezar a corregir
nuestros parámetros.
Lo primero, aprender a razonar bien. No se pueden razonar emociones.
La razón es para sumar dos mas dos.
Convertir un mundo fluido en la muestra inmóvil en que lo
convierte la razón para hacer sus cálculos es una idiotez.
Cada cosa para lo que está hecha.
Las emociones no se pueden atrapar en el tiempo y el espacio. Son para sentirlas y duran lo que duran: vienen, se sienten y se van. No hay nada malo en tener emociones ni hay emociones buenas y emociones malas. Estoy feliz, estoy feliz, estoy triste, estoy triste, ¿y? Los humanos tenemos emociones.
Razonar emociones es un error racional, solo produce error. El error en
la mente trae problemas psicológicos, el error en el cuerpo traen
enfermedades físicas.
La realidad es que la mayoría de los seres
humanos imitan la racionalidad y la confunden con indexar las
proposiciones de sus sistemas de creencias.
Apenas comparan datos y sacan un resultado. Esto es muy básico. Desafía la idea de inteligencia superior.
El problema siempre es la ignorancia. No conocer su propio sistema.
Como no se observa y se cree que es sus pensamientos, no distingue entre las distintas funciones de su sistema nervioso, y no entiende que algunas partes del cerebro en determinadas circunstancias van a dar prioridad a distintas formas de tratar la información.
No hablo aquí del conocimiento intelectual que todos podemos leer si tenemos interés.
El conocimiento además de saberse debe poseerse, esto es poder usarlo.
De nada sirve saber que los neuropéptidos modificará tu conducta, o que
circunstancias especiales hará que la parte instintiva mas antigua del
cerebro tomará el control de tu sistema nervioso desconectando el
neocortex, etc, si no tienes el poder de sostener tu atención en el
observador, observar todos esos procesos y aún así mantener el control
de tu ser, y la capacidad de tomar decisiones sabias acordes a lo que es
mejor para tí y tu vida, no sabés nada, sos un ignorante, un mono
vestido.
Alcanza con darte un buen susto o un par de patadas en el cuIo para controlarte como a cualquier ganado.
¿que te crees que hacen los informativos? ¿informar? No seas ingenuo.
¿Inteligencia?
Eso no es para cualquiera, va mucho, pero mucho mas allá que el uso racional de proposiciones sean sintácticas o numéricas.
Inteligencia es poder usar la percepción, entender la TRAMPA SAGRADA para salir de ella.
Eso es libertad: la libertad total en todas sus expresiones.