martes, 5 de noviembre de 2019

TAI I GIN HUA DSUNG DSCHÏ



TAI I GIN HUA DSUNG DSCHÏ
1
LA CONCIENCIA (CORAZÓN) CELESTIAL
El Maestro Lü Dsu dijo: Lo que es por sí mismo se llama Sentido
(Tao). El Sentido no tiene nombre ni figura. Es la vida una, el espíritu
primordial uno. No se pueden ver esencia y vida. Están contenidas en la
Luz del Cielo. No se puede ver la Luz del Cielo, está contenida en
ambos ojos. Seré hoy vuestro acompañante, y os revelaré primero el
secreto de la Flor de Oro del Gran Uno, para explicar en detalle el resto
a partir de ahí.
El Gran Uno es la designación de aquello que nada tiene por encima
de sí. El secreto de la magia de la vida consiste en utilizar la acción para
llegar a la no-acción. No se debe querer saltar por sobre todo y penetrar
directamente. La máxima trasmitida es tomar entre manos el Trabajo
sobre la esencia. Al hacerlo lo que importa es no caer en falsos
caminos.
La Flor de Oro es la Luz. ¿Qué color tiene la Luz? Se toma la Flor
de Oro como alegoría. Ésta es la verdadera fuerza del Gran Uno
trascendente. La frase: "El plomo de la región del agua tiene sólo un
sabor", lo indica.
En el Libro de las Mutaciones se dice:1 "El cielo engendra el agua
por medio del Uno". Esto es justamente la verdadera fuerza del Gran
Uno. Si el hombre alcanza ese Uno se vivifica; si lo pierde, muere.
Pero aunque el hombre viva en la fuerza (aire, prana) no ve la
fuerza (aire), así como los peces viven en el agua pero no ven el
agua. El hombre muere cuando no tiene ningún aire de vida, así
como los peces perecen sin agua. Por lo tanto, los adeptos han
enseñado a la gente a tener firme lo primordial y a preservar el
Uno: ése es el curso circular de la luz y la preservación del Centro.
Si se preserva esta legítima fuerza, puede uno alargar su tiempo de
vida y aplicar luego el método para crear un cuerpo inmortal
"fundiendo y mezclando".
El Trabajo del curso circular de la Luz reposa enteramente sobre el
movimiento retrógrado, de modo que se concentre los pensamientos (el
lugar de la Conciencia Celestial, el Corazón Celestial). El Corazón
Celestial se halla entre el Sol y Luna (es decir entre ambos ojos).
El Libro del Castillo Amarillo dice: "En el campo de una pulgada,
de la casa de un pie, se puede ordenar la vida". La casa de un pie es el
rostro. En el rostro, el campo de una pulgada: ¿qué podría ser sino el
Corazón Celestial? En medio de la pulgada cuadrada mora la magnifi-
cencia. En la sala purpúrea de la Ciudad de jade mora el dios del vacío
y la vitalidad extremos. Los confucianistas lo llaman: centro del vacío;
los budistas: terraza de la vitalidad; los taoístas: la tierra de los
Antepasados o Castillo Amarillo u oscuro desfiladero o espacio del
Cielo anterior, El corazón celestial es igual a la morada, la Luz es el
amo de la morada.
Por lo tanto, así que la Luz vaya en curso circular, comparecen ante
su trono las fuerzas del cuerpo íntegro, como cuando un santo rey ha
tomado la ciudad capital e instituido la ordenanza básica todos los
estados se aproximan con dones tributarios, o como cuando el señor
está tranquilo y claro, siervos y criadas obedecen por sí mismos sus
mandatos y cada cual hace su trabajo.
Por lo tanto, necesitáis sólo poner la Luz en curso circular; éste es
el secreto más alto y prodigioso. La Luz es fácil de mover, pero difícil
de fijar. Si se la deja correr en círculo suficiente tiempo, se cristaliza:
éste es el cuerpo-espíritu natural. Este espíritu cristalizado se forma
más allá de los nueve Cielos. Éste es el estado del que se dice, en el
Libro del Sello del Corazón: "Silente vuelas durante la mañana hacia
arriba".
En la ejecución de esa máxima no necesitáis buscar ningún otro
método, sino simplemente concentrar vuestros pensamientos sobre eso.
El Libro Leng Yen2 dice: "Mediante la concentración de los pensamien-
tos se puede volar y se nacerá en el Cielo". El Cielo no es el extenso
cielo azul, sino el lugar donde la corporeidad es engendrada en la casa
de lo Creativo. Si se continúa en ello mucho tiempo, nace de manera
enteramente natural, aparte del cuerpo, otro cuerpo de espíritu.
La Flor de Oro es el Elixir de Vida (Gin Dan, literalmente Bola de
Oro, Píldora de Oro). Todas las mutaciones de la conciencia espiritual
dependen del corazón. Hay aquí un secreto hechizo que si bien
concuerda de manera por entero exacta, es sin embargo tan fluente que
tiene necesidad de extrema inteligencia y claridad, y extrema absorción
y tranquilidad. Sin esa extrema inteligencia y entendimiento máximo los
hombres no hallan el camino de la aplicación del hechizo, sin esa
sumersión y tranquilidad extremas no pueden tenerlo firme.
Esta sección explica el origen del Gran Sentido del mundo (Tao). El
Corazón Celestial es la raíz germinal del Gran Sentido. Si se es
capaz de estar enteramente tranquilo, el Corazón Celestial se hará
manifiesto por sí mismo. Si el sentimiento se agita y se exterioriza en
forma directa, nace el hombre como ser viviente primordial. Ese ser
viviente permanece desde la concepción nasta el nacimiento en el
verdadero espacio. Cuando el tono Uno de la individuación entra en
el nacimiento, la esencia y la vida son divididas en dos. A partir de
ese momento, si la tranquilidad máxima no es alcanzada, esencia y
vida no se vuelven a ver la una a la otra.
Por lo tanto se dice en el plan del Gran Polo: el Gran Uno abarca en
sí la verdadera fuerza (prana), la simiente, el espíritu, el animus y el
anima. Si los pensamientos están enteramente tranquilos, de modo
que se vea el Corazón Celestial, la inteligencia espiritual alcanza
por sí misma el origen. Esa esencia mora por cierto en el verdadero
espacio, pero el brillo de la Luz mora en ambos ojos. Por eso el
Maestro enseña el curso circular de la Luz, para alcanzar la
verdadera esencia. El espíritu primordial es justamente esencia y
vida, y cuando se acepta lo real en él, es justamente la fuerza
primordial. Y el Gran Sentido es justamente eso.
El Maestro se encuentra de aquí en adelante preocupado por que la
gente no equivoque el camino que conduce del obrar consciente al
no-obrar inconsciente. Por lo tanto, dice: La magia del Elixir de
Vida se sirve del obrar consciente para llegar al no-obrar inconsciente.
El obrar consciente consiste en poner la Luz en curso circular
mediante la reflexión, para que se haga manifiesta la liberación del
Cielo. Si nace entonces la verdadera simiente, y se aplica el método
correcto para fundirla y mezclarla y crear así el Elixir de vida,
entonces pasa uno a través del desfiladero; se forma el embrión, que
debe ser desarrollado mediante el Trabajo de calentar, nutrir, bañar
y lavar. Eso pasa al campo del no-obrar inconsciente. Todo un año
de ese período de fuego es necesario antes de que nazca el embrión,
se deshaga de la cáscara y pase del mundo común al santo.
Este método es enteramente simple y fácil. Pero hay en él tantos
estados mutantes y cambiantes que se dice: No se puede llegar ahí
de repente con un salto. Quien busca la vida eterna debe buscar el
lugar donde surge originalmente la esencia y la vida.
2
EL ESPÍRITU PRIMORDIAL Y
EL ESPÍRITU CONSCIENTE
El Maestro Lü Dsu dijo: Confrontado con Cielo y Tierra el hombre
es como una criatura efímera. Pero, confrontados con el Gran Sentido,
también Cielo y Tierra son como una burbuja y una sombra. Sólo el
espíritu primordial y la verdadera esencia vencen tiempo y espacio.
La fuerza de la simiente está, así como Cielo y Tierra, sometida a la
caducidad, pero el espíritu primordial está más allá de las diferencias
polares. Aquí es el lugar de donde Cielo y Tierra derivan su existir. Si
los aprendices comprenden cómo asir el espíritu primordial, vencen las
oposiciones polares de luminoso y oscuro, y no se demoran más en los
tres mundos3. Pero de esto sólo es capaz quien ha mirado a la ciencia en
su rostro original.
Cuando los hombres se sueltan del cuerpo materno, el espíritu
primordial mora en la pulgada cuadrada (entre los ojos), pero el espíritu
consciente mora abajo, en el corazón. Este corazón carnal inferior tiene
la forma de un gran durazno; está cubierto por las alas de los pulmones,
soportado por el hígado y servido por las entrañas. Este corazón es
dependiente del mundo externo. Si no se come por un día, se siente
extremadamente incómodo. Si oye algo espantóso, palpita; si oye algo
enojoso, queda paralizado; si se ve frente a la muerte, se torna triste; si
ve algo bello, se torna enceguecido. Pero el Corazón Celestial en la
cabeza, ¿cuándo se habría movido, aun en lo más mínimo? Si preguntas:
¿puede no moverse el Corazón Celestial?, contesto: ¿cómo podría
moverse el verdadero pensamiento en la pulgada cuadrada? Si realmente
se mueve, no está bien. Pues cuando los hombres comunes mueren,
entonces se mueve, pero eso no está bien. Lo mejor es, por cierto,
cuando la Luz se ha fortificado ya en un cuerpo espiritual y su fuerza
vital traspasado paulatinamente las pulsiones y movimientos. Pero eso
es un secreto que no ha sido revelado desde hace miles de años.
El corazón inferior se mueve como un fuerte, poderoso general en
jefe, que a causa de su debilidad desdeña al Soberano Celestial, y ha
arrebatado para sí la conducción de los asuntos de Estado. Si logra
empero fortificar y preservar el castillo primordial, es como un
soberano vigoroso y sabio que se sienta en el trono. Ambos ojos ponen
la Luz en curso circular, como dos ministros, a la derecha y a la
izquierda, que con toda su fuerza apoyan al soberano. Cuando está así en
orden el imperio en el centro, comparecerán todos aquellos héroes
sediciosos, con lanzas invertidas, para recibir sus mandatos.
El Camino al Elixir de Vida reconoce como magia más alta el
agua-simiente, el fuego-espíritu, y la tierra-pensamiento: estos tres.
¿Qué es el agua-simiente? Es la fuerza verdadera, una, del Cielo anterior
(eros). El fuego del espíritu es justamente la Luz (logos). La tie-
rra-pensamiento es justamente el Corazón Celestial de la morada del
centro (intuición). Se utiliza el fuego-espíritu para obrar, la tie-
rra-pensamiento como sustancia, y el agua-simiente como fundación.
Los hombres comunes engendran su cuerpo mediante pensamientos. El
cuerpo no es sólo el cuerpo exterior de siete pies de grande. En el
cuerpo está el anima. El anima se adhiere a la conciencia como su
efecto. La conciencia depende del anima para nacer. El anima es
femenina (yin), la sustancia de la conciencia. En tanto esa conciencia
no es interrumpida, engendra una y otra vez de generación en genera-
ción, y las variaciones de figura y mutaciones de sustancia del anima
son incesantes.
Pero además de eso está el animus, en el que se refugia el espíritu.
El animus mora durante el día en los ojos, durante la noche se aloja en
el hígado. Si mora en los ojos, ve; si se aloja en el hígado, sueña. Los
sueños son viajes del espíritu a través de los nueve cielos todos y de las
nueve tierras todas.
Quien empero al despertar está sombrío y deprimido, encadenado
a la figura corpórea, está encadenado por el anima. Por lo tanto,
mediante el curso circular de la Luz es producida la concentración del
animus, y de esa manera el espíritu es protegido, sometida el anima, y
de esa manera el espíritu método de los antiguos para escapar del
mundo consistía justamente en fundir perfectamente la escoria de lo
oscuro para retornar a lo Creativo puro. Eso no es nada más que un
disminuir el anima, completar el animus. Y el curso circular de la Luz
es el medio mágico para la disminución de lo oscuro y dominar el
anima. Aun si el Trabajo no es dirigido a conducir de retorno a lo
Creativo, sino que se limita al mágico medio del curso circular de la
Luz, la Luz es justamente lo Creativo. Mediante su curso circular se
retorna a lo Creativo. Si se observa ese método, enteramente por sí
mismo, el agua-simiente existirá en abundancia, el fuego-espíritu se
inflamará y la tierra-pensamiento se fijará y cristalizará. Y puede así ser
gestado el fruto santo. El escarabajo rueda su bola, y en la bola nace la
vida como efecto del trabajo indiviso de su concentración espiritual.
Ahora bien, si aun en el estiércol puede nacer un embrión que muda sus
cáscaras, ¿cómo no podría, si concentramos en ello el espíritu,
engendrar también un cuerpo la morada de nuestro Corazón Celestial?
Meditación. Etapa primera. Recolección de la luz.
La esencia una efectiva y verdadera (logos en combinación con
vitalidad), cuando desciende la morada de lo Creativo se divide en
animus y anima. El animus está en el Corazón Celestial. Es de la
naturaleza de lo luminoso, es la fuerza de lo ligero y puro. Es lo que
hemos recibido del gran vacío, lo que tiene una forma desde el
primordial comienzo. El anima es de la naturaleza de lo oscuro. Es la
fuerza de lo pesado y turbio, está adherida al corazón carnal corpóreo.
El animus ama la vida. El anima busca la muerte. Todos los placeres
sensuales y agitaciones coléricas son efecto del anima; es el espíritu
consciente el que después de la muerte se nutre de sangre, pero durante
la vida está él en la mayor necesidad. Lo oscuro torna a lo oscuro, y las
cosas se atraen según su especie. El aprendiz, empero, sabe destilar
completamente el anima oscura, de manera que se tranforme en Pura
Luz (yang)4.
Se describe en esa sección la parte que toman en la fermación de la
vida humana el espíritu primordial y el espíritu consciente. El
Maestro dice: La vida del hombre es como la del insecto que vive un
solo día; únicamente la verdadera esencia del espíritu primordial
puede escapar al curso circular de Cielo y Tierra y al destino de los
eones. La verdadera esencia surge de lo no-polar, y recibe la fuerza
primordial de lo polar, por lo cual acoge en sí la verdadera esencia
de Cielo y Tierra y llega a ser espíritu consciente. Como espíritu
primordial, recibe la esencia de padre y madre. Ese espíritu
primordial carece de conciencia y saber, pero es capaz de regular
los procesos de formación del cuerpo. El espíritu consciente es muy
manifiesto y muy eficaz, y es capaz de adaptarse incesantemente. Es
el señor del corazón de los hombres. En tanto permanezca en el
cuerpo es el animus. Después de su separación del cuerpo se
transforma en espíritu. En tanto que el cuerpo entra en existencia,
el espíritu primordial no ha formado todavía ningún embrión en el
que pudiera corporizarse. De modo que se cristaliza en el Uno libre,
sin polos.
En el momento del nacimiento, el espíritu consciente inspira la
fuerza del aire, y así se torna habitación del nacido. Mora en el
corazón. Desde ahí en adelante es señor del corazón, y el espíritu
primordial pierde su lugar, mientras que el espíritu consciente
detenta el poder.
El espíritu primordial ama el reposo, el espíritu consciente ama el
movimiento. En sus movimientos queda ligado a los sentimientos y
deseos. Día y noche consume así la simiente primordial, hasta que
ha agotado totalmente la fuerza del espíritu primordial. Entonces el
espíritu primordial abandona la cáscara y se va.
La fuerza del espíritu de quien en general ha hecho lo bueno es pura
y clara cuando llega a la muerte. Sale por las aberturas superiores,
boca y nariz, la pura y ligera fuerza del aire sube y flota hacia el
Cielo, y se convierte en el quíntuple genio-sombra presente, o
espíritu-sombra.
Pero cuando el espíritu primordial fué utilizado por el espíritu
consciente durante la vida para la codicia, locura, deseo y placer, y
ha hecho todos los pecados posibles, la fuerza del espíritu está
entonces, en el instante de la muerte, turbia y confusa, y el espíritu
consciente sale, junto con el aire, por la puerta del vientre a través
de las aberturas inferiores. Pues si la fuerza del espíritu está turbia
e impura cristaliza hacia abajo, se sume en el infierno, y se torna
demonio. Entonces no sólo el espíritu primordial pierde su natura de
la verdadera esencia. Por lo tanto dice el Maestro: Si se mueve, eso
no está bien.
Si se quiere preservar el espíritu primordial debe primero someterse
incondicionalmente al espíritu que discierne. El Camino para
someterlo lleva justamente a través del curso circular de la luz.
Cuando se ejercita el curso circular de la Luz se debe olvidar tanto
cuerpo como corazón. El corazón debe morir, el espírtu vivir.
Cuando el espíritu viva, la respiración comenzará de manera
prodigiosa a girar. Esto es lo que el Maestro llama lo mejor de
todo5. Para ello se debe dejar sumergir al espíritu en el bajo vientre
(plexo solar). Entonces la fuerza entra en relación con el espíritu, y
el espíritu se aúna con la fuerza y se cristaliza. Éste es el método del
cómo poner manos a la obra. Con el tiempo, en el alojamiento de la
vida, el espíritu primordial se transforma en la fuerza verdadera. En
ese momento se debe aplicar el método del girar de la rueda del
molino, para destilarlo de manera que se convierta en el Elixir de
Vida. Éste es el método del trabajo concentrado.
Cuando la perla del Elixir de Vida está lista, puede formarse el
embrión santo; entonces el Trabajo debe dirigirse al calentamiento
y nutrición del embrión espiritual. Éste es el método de la conclu-
sión.
Si entonces está formado acabadamente el cuerpo de fuerza del
Niño, se debe dirigir el Trabajo de manera que el embrión nazca y
retorne a lo vacío. Éste es el método del soltar la mano.
Desde los tiempos más remotos hasta hoy, ésas no son palabras
vacías, sino la sucesión del Gran Sentido en el método real para
producir un espíritu inmortal y un hombre santo y eternamente
viviente.
Pero si el Trabajo ha prosperado hasta aquí, todo lo perteneciente
al principio oscuro está consumido enteramente y el cuerpo nace a
lo luminoso puro. Si el espíritu consciente se ha transformado en el
espíritu primordial, sólo entonces puede decirse que ha llegado a
séxtuple genio de oro presente6. Si no se aplica este método de
ennoblecimiento, ¿cómo se quiere entonces eludir el camino del
nacer y morir?
3
CURSO CIRCULAR DE LA LUZ Y
PRESERVACIÓN DEL CENTRO
El maestro Lü Tzu preguntó: ¿Cuándo fué revelada la expresión
"curso circular de la Luz"? Fué revelada por los "verdaderos hombres del
comienzo de la forma" (Guan Yin Hi)7. Cuando se deja correr la Luz en
círculo, se cristalizan todas las fuerzas del Cielo y de la Tierra, de lo
luminoso y de lo oscuro. Eso es lo que es designado por pensar
germinal, por depuración de la fuerza, o por depuración de la idea.
Cuando se comienza a aplicar esta magia es como si en medio del ser
hubiera algo que no es; si entonces, con el tiempo, el Trabajo finaliza y
más allá del cuerpo existe un cuerpo, es como si en medio del no-ser
hubiera algo que es. Sólo después de un Trabajo concentrado de cien
días será auténtica la Luz, sólo entonces se torna fuego-espíritu.
Después de cien días nace por sí mismo en medio de la Luz un punto del
auténtico polo de Luz (yang). De repente nace entonces la perla-
simiente. Es como cuando hombre y mujer se unen y tiene lugar una
concepción. Entonces se debe estar completamente tranquilo, para
esperarla. El curso circular de la Luz es la época del fuego.
En medio del primordial devenir está el brillo de la Luz (yang
Guang), lo decisivo. En el mundo físico es el Sol, en el hombre es el
ojo. La irradiación y dispersión de la conciencia espiritual se pone en
marcha principalmente cuando está dirigida hacia afuera (fluye hacia
abajo). Por lo tanto, el Sentido de la Flor de Oro reposa sobre el
método retrógrado.
El corazón del hombre está bajo el signo del fuego8. La llama del
fuego empuja hacia arriba. Cuando ambos ojos contemplan las
cosas del mundo, es con visión dirigida hacia fuera. Si ahora se
cierra los ojos y la mirada se revierte, dirige hacia dentro y
contempla el espacio de los antepasados, eso es el método retrógra-
do. La fuerza de los riñones está bajo el signo del agua. Cuando las
pulsiones de agitan, fluye hacia abajo, dirigida hacia afuera, y
engendra niños. Si en el momento de la liberación no se la deja fluir
hacia fuera, sino que se la conduce de vuelta mediante la fuerza del
pensar, de manera que puje hacia arriba en el crisol de lo Creativo
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y refresque y nutra corazón y cuerpo, eso es de igual manera el
método retrógrado. Por lo tanto, se dice: el Sentido del Elixir de
Vida reposa completamente sobre el método retrógrado.
Meditación. Etapa segunda. Nacimiento del nuevo ser en el espacio de la
fuerza.
El curso circular de la Luz no sólo es un curso circular de la
flor-simiente del cuerpo individual, sino que directamente es un curso
circular de la verdadera fuerza formativa, creativa. No se trata de una
momentánea fantasía sino, por cierto, del agotamiento del curso
circular (de la migración del alma) de todos los eones. Por lo tanto, una
pausa respiratoria significa un año -según el tiempo del hombre- y una
pausa respiratoria significa cien años -medidos por la larga noche de los
nueve senderos (de las reencarnaciones).
Una vez que el hombre tiene tras sí el tono uno de la individuación 9,
nace hacia fuera en correspondencia con las circunstancias y, hasta la
vejez, no mira una sola vez en forma retrógrada. La fuerza de lo
luminoso se agota y escurre; ello conduce al mundo de las nueve
tinieblas (de las reencarnaciones). En el Libro Len Yeng10 se dice: "Por
concentración de los pensamientos se puede volar, por concentración
de los deseos se cae." Cuando un aprendiz cuida poco de los pensamien-
-89-
tos y mucho de los deseos llega al sendero de la perdición. Sólo
mediante la contemplación y el reposo nace la verdadera intuición: para
ello se tiene necesidad del método retrógrado.
En el Libro de las Correspondencias Secretas11 se dice: "La
liberación está en el ojo". En las Simples Preguntas del Soberano
Amarillo12 se dice: "La flor-simiente del cuerpo del hombre debe
concentrarse hacia arriba en el espacio vacío." Esto se relaciona con
aquello. En esa frase está incluída la inmortalidad, y también incluido
el vencer al mundo. Ésta es la meta común de todas las religiones.
La Luz no está sólo en el cuerpo, tampoco está empero (sólo) fuera
del cuerpo. Montañas y ríos y la gran Tierra son iluminados por Sol y
Luna: todo esto es esa Luz. Por lo tanto, no está solamente en el
cuerpo. Entendimiento y claridad, discernimiento e iluminación, y
todos los movimientos (del espíritu) son igualmente todos esta Luz; por
lo tanto, tampoco es algo fuera del cuerpo. La Flor de Luz de Cielo y
Tierra colma los mil espacios todos. Pero también la Flor de Luz del
cuerpo individual atraviesa igualmente el Cielo y cubre la Tierra. Por lo
tanto, así que la Luz está en curso circular, simultáneamente con ella
están en curso circular también Cielo y Tierra, montañas y ríos, todos.
Concentrar arriba en el ojo la flor-simiente del cuerpo humano, ésta es
la gran clave del cuerpo humano. ¡Niños, consideradlo! Si no cuidáis un
día de la meditación, esta Luz fluye afuera, quién sabe adónde. Si sólo
cuidáis de la meditación por un cuarto de hora, podéis así acabar con los
diez mil eones y mil nacimientos. Todos los métodos desembocan en
el reposo. No se puede elaborar con el pensamiento este prodigioso
medio mágico.
Pero cuando uno se pone al Trabajo, debe avanzar de lo manifiesto
a lo profundo, de lo basto a lo fino. Todo depende de que no haya
ninguna interrupción. Principio y fin del Trabajo deben ser uno. Entre
medio hay momentos más fríos y más cálidos, eso es evidente. Pero la
meta debe ser alcanzar la amplitud del Cielo y la profundidad del mar,
que todos los métodos aparezcan completamente fáciles y evidentes;
sólo entonces se llega a ella.
Todos los santos se han transmitido, unos a otros, que sin contem-
plación (Fan Dschau, reflexión) nada es posible. Cuando Kungtsé dice:
"El conocer lleva a la meta", o Sakya lo llama: "La vista del Corazón",
o Laotsé dice: "Ver interno", todo es lo mismo.
Pero de la reflexión puede hablar cada uno, mas no la recibe en las
manos si no sabe lo que la palabra significa. Lo que debe ser revertido
por la reflexión es el corazón consciente de sí mismo, que debe
dirigirse al punto donde el espíritu de la formación todavía no se ha
manifestado. Dentro de nuestro cuerpo de seis pies de alto debemos
esforzarnos hacia la figura que existió antes de la fundación de Cielo y
Tierra. Si la gente de hoy se sienta y medita sólo de una a dos horas, y
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sólo contempla su propio yo, y llama a eso reflexión (contemplación),
¿cómo ha de salir de eso algo?
Ambos fundadores del budismo y taoísmo han enseñado que se ha
de mirar la punta de la nariz. Pero no han dado a entender que mientras
el ojo mira la punta de la nariz los pensamientos han de concentrarse
sobre el centro amarillo. Adonde se dirige el ojo, allí se dirige también
el corazón. ¿Cómo puede ser dirigido simultáneamente hacia arriba
(centro amarillo) y hacia abajo (punta de la nariz), o, alternativamente,
ora hacia arriba, ora hacia abajo? Todo esto es confundir con la luna el
dedo con el que se señala hacia la luna.
¿Qué se da realmente a entender con eso? La palabra punta de la
nariz está muy hábilmente elegida. La nariz ha de servir al ojo de línea
directriz. Si uno no se guía de acuerdo con la nariz, abre los ojos
ampliamente y mira a la lejanía de manera que no ve la nariz, o los
párpados bajan demasiado, de manera que los ojos se cierran y tampoco
ve la nariz. Pero si uno abre los ojos demasiado ampliamente, comete
la falta de que se dirijan hacia afuera, con lo que se es fácilmente
dispersado. Cuando se los cierra demasiado, comete uno la falta de que
se corran hacia dentro, con lo que fácilmente se cae en una ensoñación
absorbente. Sólo cuando se baja los párpados en la correcta medida
intermedia, uno ve llanamente bien la punta de la nariz. Por lo tanto, se
la toma como línea directriz. Importa sólo que uno baje los párpados de
la manera correcta y deje entonces irradiar la luz hacia dentro por sí
misma, sin fatigarse en querer concentradamente que la Luz radie hacia
dentro. La observación de la punta de la nariz sirve sólo para el
comienzo de la concentración interna, para que traiga los ojos a la
correcta dirección del mirar y se mantenga con ello en la línea directriz;
entonces se lo deja estar. Es igual a como suspende su plomada un
albañil. Tan pronto la ha suspendido se dirige en su trabajo según ella,
sin que se preocupe constantemente en mirarla.
La contemplación fijativa13 es un método budista que de ningún
modo es transmitido como secreto.
Contemple con ambos ojos la punta de la nariz, siéntese derecho y
cómodo, y fije el corazón al centro en medio de las condiciones (al
polo en reposo en la fuga de los fenómenos). En el taoísmo se lo llama
el centro amarillo, en el budismo el centro en medio de las condicio-
nes. Ambos son lo mismo. Esto no significa necesariamente el centro
de la cabeza. Solamente se trata de fijar el pensar al punto que está
exactamente en medio de ambos ojos. Entonces está bien. La Luz es
algo extremadamente móvil. Si se fija el pensar al centro entre ambos
ojos, la Luz radia dentro por sí misma. Uno no tiene necesidad de dirigir
especialmente la atención al castillo central. En estas pocas palabras
está contenido lo más importante.
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"El centro en medio de las condiciones" es una expresión muy fina.
El centro es omnipresente, todo está en él incluído; se relaciona con la
liberación del proceso íntegro de la creación. La condición, eso es el
portal de entrada. La condición, esto quiere decir que el colmar esta
condición forma el principio, pero no trae lo restante consigo con
inexorable necesidad; la significación de estas dos palabras es muy
flúida y fina.
La contemplación fijativa es indispensable, produce la consolidación
de la iluminación. Solamente que no se debe permanecer rígidamente
sentado si aparecen luego los pensamientos mundanos, sino que se debe
investigar dónde se halla este pensamiento, dónde ha nacido, dónde se
extinguió. Pero con empujar más allá la reflexión no llega uno al final.
Uno debe limitarse a ver dónde ha nacido el pensamiento, y no debe
buscar más allá, por sobre el punto de origen; pues no es posible
encontrar el corazón (conciencia) (entrar con la conciencia detrás de la
conciencia). Queremos poner en reposo conjunto los estados del
corazón, eso es la correcta contemplación. Aquello que lo contradice,
eso es falsa contemplación. No conduce a ninguna meta. Si la fuga de
los pensamientos continúa incesantemente, cada vez mayor, interrúmpa-
se y entre en contemplación. Contemple, y luego instituya otra vez la
fijación. Esto es la doble cultura de la consolidación de la iluminación
Esto quiere decir curso circular de la Luz. Curso circular es fijar. La
Luz es la contemplación. Fijación sin contemplación es un curso
circular sin Luz. Contemplación sin fijación es Luz sin curso circular.
¡Notad esto!
El sentido general de esta sección es que, para el curso circular de
la Luz, es de importancia la preservación del centro. La última
sección había tratado de que el cuerpo humano es un bien muy
valioso cuando señorea el espíritu primordial. Si es, empero,
utilizado por el espíritu consciente, ello motiva que el espíritu
primordial sea día y noche dispersado y malgastado. Cuando se ha
agotado íntegramente, el cuerpo muere. Ahora es descrito el método
de someter el espíritu consciente y proteger el espíritu primordial;
lo cual es imposible si no se comienza por hacer circular la Luz. Es
como si se quisiera construir una espléndida casa; primero se debe
encontrar un buen fundamento. Sólo cuando el cimiento es sólido se
puede ir a la obra y fundar profunda y sólidamente el pie de muro
y erigir los pilares y muros. Si no se la cimienta de esa manera,
¿cómo puede la construcción de una casa completarse? El método
del cuidado de la vida es precisamente así. El curso circular de la
Luz ha de compararse al cimiento del edificio. Cuando el cimiento
está firme, cuán rápidamente se puede construir sobre él; preservar
el centro amarillo con el fuego del espíritu; esto es el Trabajo del
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construir. Por lo tanto, el Maestro aclara especialmente el método
de cómo se entra en el cuidado de la vida, y ordena a la gente mirar
con ambos ojos a la punta de la nariz, bajar los párpados, ver hacia
dentro, sentarse reposadamente con el cuerpo derecho, y fijar el
corazón al centro en medio de las condiciones.
Al fijar los pensamientos en el espacio intermedio entre ambos ojos,
la Luz penetra. Entonces el espíritu se cristaliza y entra en el centro
en medio de las condiciones. El centro en medio de las condiciones
es el campo del Elixir inferior, el espacio de la fuerza (plexo solar).
El Maestro alude a ello en secreto cuando dice: al comienzo del
Trabajo uno debe sentarse en una habitación tranquila, que el
cuerpo sea como madera seca, que el corazón sea como cenizas
enfriadas. Baje los párpados de ambos ojos y mire hacia adentro y
purifique el corazón, lave el pensar, interrumpa los placeres y
preserve la simiente. Diariamente siéntese en meditación con
piernas cruzadas. Detenga la luz de los ojos, cristalice la fuerza
sonora del oído y reduzca la fuerza gustativa de la lengua, es decir,
la lengua ha de ponerse arriba, contra el paladar; haga rítmica la
respiración de la nariz y fije los pensamientos al portal oscuro. Si no
se hace primero rítmica la respiración, es de temerse que haya
dificultades respiratorias por taponamiento. Cuando se cierre
justamente los ojos, diríjase como medida hacia un punto sobre el
dorso de la nariz, que no alcance a estar media pulgada bajo el
punto de intersección de las líneas visuales, ahí donde la nariz tiene
una pequeña giba. Entonces comienza uno a concentrar los pensa-
mientos, el oído hace rítmica la respiración, cuerpo y corazón están
cómodos y armónicos. La luz de los ojos debe brillar por entero
reposada y prolongadamente; no debe presentarse somnolencia ni
dispersión. El ojo no mira hacia afuera, baja los párpados e ilumina
hacia dentro. Ilumina sobre este lugar. La boca no habla ni ríe. Uno
cierra los labios y respira internamente. La respiración está en este
lugar. La nariz no huele ningún olor. El olfato está en este lugar. El
oído no oye hacia afuera. El oír está en este lugar. El corazón
íntegro vigila lo interno. Su vigilar está en este lugar. Los pensa-
mientos no corren hacia fuera, los verdaderos pensamientos tienen
duración por sí mismos. Si los pensamientos son duraderos, la
simiente se torna duradera; si la simiente es duradera, la fuerza se
torna duradera; si la fuerza es duradera, el espíritu se torna
duradero. El espíritu es el pensamiento, el pensamiento es el
corazón, el corazón es el fuego, el fuego es el Elixir. Si se considera
de este modo lo interno, los prodigios del abrir y cerrar de los
portales de Cielo se tornan inagotables.
Pero si la respiración no se hace rítmica no se pueden producir los
secretos más profundos.
-93-
Cuando el aprendiz comienza, y no puede fijar sus pensamientos al
lugar entre ambos ojos; cuando cierra los ojos, pero no trae la
fuerza del corazón a la contemplación del espacio de la fuerza, la
causa más altamente probable es que la respiración sea demasiado
sonora y apresurada, y de ello brotan otros males, pues cuerpo y
corazón se ocupan constantemente en suprimir con violencia la
fuerza ascendente y la respiración ardorosa.
Si uno solamente fija los pensamientos a ambos ojos, pero no
cristaliza el espíritu en el plexo solar (en el centro medio de las
condiciones) es como si uno hubiera subido al atrio, pero aún no
entrado al aposento interno. Entonces no nacerá el fuego-espíritu,
la fuerza permanece fría, y difícilmente se manifestará entonces el
verdadero fruto.
Por lo tanto, el Maestro abriga el temor de que los hombres, en sus
esfuerzos, fijen sólo sus pensamientos al espacio de la nariz, pero no
recuerden fijar sus ideas al espacio de la fuerza; por ello usa la
alegoría del albañil y la plomada. El albañil emplea la plomada
solamente para ver si un muro está vertical o inclinado, sirviendo
para ello el hilo como línea directriz; cuando ha determinado la
dirección, entonces puede comenzar con el trabajo. Pero él trabaja
luego en el muro, no en la plomada: eso está claro. Se deduce que el
fijar los pensamientos entre los ojos sólo tiene el sentido del uso de
la plomada por el albañil. El Maestro lo indica repetidamente,
porque teme que uno pudiera no comprender su punto de vista. Y
cuando los aprendices han concebido cómo deben poner manos a la
obra, teme que pudieran interrumpir su Trabajo; por lo tanto, dice
de nuevo: "Después de un Trabajo consecuente de cien días sólo es
auténtica la Luz, sólo entonces puede comenzar el Trabajo con el
fuego-espíritu". Cuando en consecuencia se procede concentrada-
mente, nace después de cien días en la Luz un punto de la auténtica
Luz creativa (yang), por sí mismo. Los aprendices deben investigarlo
con corazón sincero.
4
CURSO CIRCULAR DE LA LUZ Y
RITMIFICACIÓN DE LA RESPIRACION
El Maestro Lü Dsu dijo: Debe cumplirse con todo el corazón la
resolución de no buscar el resultado; el resultado viene por sí mismo.
En el primer período de liberación hay principalmente dos faltas: la
pereza y la distracción. Sin embargo, eso se puede remediar: uno debe
poner el corazón excesivamente en la respiración. La respiración viene
del corazón 14. Lo que sale del corazón es respiración. Así que se excite
el corazón, nace fuerza respiratoria. La fuerza respiratoria es original-
mente actividad metamorfoseada del corazón. Cuando nuestras ideas van
muy rápidamente, se tornan inopinadamente en fantasías, que siempre
van acompañadas de una aspiración, pues esta respiración interna y
externa tiene cohesión, como sonido y eco. Diariamente hacemos
innumerables aspiraciones y tenemos, de igual manera, innumerables
fantasías. Y así se escurre la claridad del espíritu, como se deseca la
madera y muere la ceniza.
En consecuencia, ¿no debe uno tener ninguna idea? Uno no puede
estar sin ideas. ¿No se ha de respirar? No se puede estar sin respiración.
El medio mejor es hacer de la enfermedad una medicina. Puesto que,
ahora, corazón y respiración dependen uno de otro, se debe aunar el
curso circular de la Luz con el hacer rítmica la respiración. Para ello se
tiene ante todo necesidad de la luz del oído. Hay una luz del ojo y una
luz del oído. La luz del ojo es la luz aunada del Sol y la Luna de afuera.
La luz del oído es la luz aunada del Sol y la Luna de adentro. La simiente
es, en consecuencia, la Luz en forma cristalizada. Ambas tienen el
mismo origen y se diferencian sólo por el nombre. Por lo tanto, el
entendimiento (oído) y la claridad (ojo) son, en común, una y la misma
Luz efectiva.
Al sentarse, uno utiliza los ojos, después de bajar los párpados, para
establecer una línea de conducta, y entonces traspone la Luz hacia abajo.
Si, empero, la trasposición hacia abajo no resultara, dirige uno el
corazón a oír la respiración. No se debe poder oír con el oído la salida
y entrada de la respiración. Lo que uno oye es justamente que no tiene
ningún sonido. Así que haya un sonido, la respiración es basta y
superficial, y no penetra en lo libre. Entonces se debe hacer al corazón
enteramente ligero y poco importante. Cuanto más suelto se lo deja
-96-
tanto menos importante se torna, cuanto menos importante tanto más
tranquilo. De golpe se torna tan quedo que cesa. Entonces entra en
manifestación la respiración, y la figura del corazón se puede hacer
consciente. Cuando el corazón es fino, la respiración es fina; pues cada
movimiento del corazón produce fuerza respiratoria. Cuando la
respiración es fina, el corazón es fino; pues cada movimiento de la
fuerza respiratoria obra sobre el corazón. Para fijar el corazón, en
primer término se comienza por cuidar de la fuerza respiratoria. Sobre
el corazón no se puede obrar directamente. Por lo tanto, uno se toma a
la fuerza respiratoria como empuñadura; eso es lo que se llama
preservación de la fuerza respiratoria concentrada.
Niños, ¿no entendéis pues la esencia del movimiento? Se puede
engendrar el movimiento por medios externos. Es solamente otro
nombre para dominación. De modo que, si se puede simplemente
mediante el correr poner el corazón en movimiento, ¿no habrá uno de
poderlo poner en quietud también, mediante concentrado reposo? Los
grandes santos, que han sabido cómo se influyen recíprocamente
corazón y fuerza respiratoria, han imaginado un procedimiento más
fácil, para servir a la posteridad.
En el Libro del Elixir15 se dice: "La gallina puede empollar sus
huevos porque su corazón siempre oye." Ésta es una importante fórmula
mágica. La razón por la que la gallina puede incubar es la fuerza del
calor. Pero la fuerza del calor puede calentar sólo las cáscaras, no
penetrar en lo interior. A causa de esto, conduce ella esta fuerza hacia
adentro con el corazón. Eso lo hace por el oído. Para ello concentra su
corazón íntegro. Cuando el corazón penetra, penetra la fuerza y el
hijuelo obtiene la fuerza del calor y se torna viviente. Por lo tanto tiene
la gallina, aun cuando abandone sus huevos algunas veces, siempre el
gesto de oír con oído dispuesto: la concentración del espíritu no
experimenta así ninguna interrupción. Porque la concentración del
espíritu no experimenta ninguna interrupción, tampoco sufre ninguna
interrupción día y noche la fuerza del calor, y el espíritu despierta a la
vida. El despertar del espíritu se cumple porque, en primer lugar, el
corazón ha muerto. Cuando el hombre puede dejar morir su corazón,
entonces despierta a la vida el espíritu primordial. Matar el corazón no
significa su marchitez y desecación, sino que ha llegado a ser indiviso
y concentradamente uno.
El Buda dijo: "Si fijas tu corazón sobre un punto, entonces ninguna
cosa te es imposible." El corazón huye fácilmente, de modo que uno
debe concentrarlo mediante la fuerza respiratoria. La fuerza respiratoria
se torna basta fácilmente, por lo tanto uno debe refinarla con el
corazón. Si se lo hace así, ¿podrá suceder que no sea fijado?
Se debe combatir ambas faltas, la pereza y la dispersión, mediante
el Trabajo reposado, que se realice continuamente todos los días sin
-97-
interrupción; entonces se presentará seguramente el resultado. Cuando
uno no se sienta en la meditación, estará a menudo disperso sin notarlo.
Hacerse consciente de la distracción, tal es el mecanismo que conduce
a la supresión de la distracción. La pereza de la que no se es consciente
y la pereza de la que se es consciente, están miles de millas aparte. La
pereza inconsciente es realmente pereza, la pereza consciente no es
pereza plena, pues aún hay en ella algo de claridad. La dispersión reposa
sobre el vagabundear del espíritu, la pereza sobre que el espíritu todavía
no es puro. La dispersión es mucho más fácil de mejorar que la pereza.
Es como en una enfermedad; cuando uno siente dolores y escozores,
puede ser curado con remedios, pero la pereza es como una enfermedad
que está combinada con insensibilidad. La dispersión se deja concen-
trar, la confusión se deja ordenar, pero la pereza y la absorción son
obtusas y oscuras. La dispersión, y la confusión aún tienen al menos un
lugar, pero en la pereza y la absorción se manifiesta solamente el
anima. En la distracción todavía se halla el animus, pero en la pereza
reina lo puramente oscuro. Cuando uno se torna soñoliento en la
meditación, eso es un efecto de la pereza. Para la supresión de la pereza
sirve únicamente la respiración. Si bien la respiración que entra y sale
a través de nariz y boca no es la verdadera respiración, resulta no
obstante, en combinación con ella, el entrar y salir de la verdadera
respiración.
Mientras se está sentado, uno debe constantemente mantener
reposado el corazón y concentrada la fuerza. ¿Cómo se puede lograr que
el corazón repose? Mediante la respiración. Del salir y entrar de la
respiración debe sólo ser consciente el corazón, uno no debe oírlo con
los oídos. Cuando uno no la oye, la respiración es fina; si es fina, es
pura. Cuando uno la oye, la fuerza respiratoria es basta; si es basta, es
turbia; si es turbia, nacen pereza y absorción, y uno tiene propensión a
dormir. Eso se comprende enteramente de por sí.
Ha de comprenderse cómo emplear correctamente el corazón en la
respiración. Es un empleo sin empleo. Se debe solamente dejar caer, de
manera enteramente queda, Luz sobre el oír. Esta frase contiene un
sentido secreto. ¿Qué significa dejar caer Luz? Es el propio radiar de la
luz del ojo. El ojo mira sólo hacia dentro, y no hacia fuera. Experimen-
tar lucidez sin mirar hacia fuera, eso quiere decir mirar hacia dentro; no
se trata de un real mirar hacia dentro. ¿Qué significa oír? Es el propio
oír de la luz del oído. El oído escucha sólo hacia dentro, sin escuchar
hacia fuera. Sentir lucidez sin escuchar hacia fuera, eso quiere decir
escuchar hacia dentro; no se trata de un real escuchar hacia dentro. En
este oír se oye solamente que no existe ningún sonido; en este ver se ve
solamente que no existe ninguna figura. Cuando el ojo no mira hacia
fuera y el oído no escucha hacia fuera, se cierran y están dispuestos a
sumirse hacia dentro. Sólo cuando se mira hacia dentro y escucha hacia
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dentro, el órgano no va hacia fuera y tampoco se sume hacia dentro. De
esa manera es puesta de lado la pereza y la absorción. Eso es la
combinación de la simiente y de la Luz de Sol y Luna.
Cuando uno, de resultas de la pereza, se torne soñoliento, levántese
y camine en torno. Cuando el espíritu se haya tornado claro siéntese de
nuevo. Cuando se tiene tiempo por la mañana, uno puede sentarse
durante la combustión de una bujia de incienso; esto es lo mejor. Por la
tarde perturban los asuntos humanos, y por ese motivo se cae fácilmen-
te en la pereza. Pero uno no necesita entregarse a una bujía de incienso.
Sólo se debe poner de lado todos los enredos, y sentarse enteramente
calmo por un tiempo. Con el tiempo podrá lográrselo, sin caer en la
pereza y dormirse.
El pensamiento capital de esa sección expresa que lo más importante
para el curso circular de la Luz es el hacer rítmica la respiración.
Cuanto más progresa el Trabajo, tanto más profundas se tornan las
enseñanzas. El aprendiz debe poner en relación uno con otra,
durante el curso circular de la Luz, corazón y respiración, para
evitar las molestias de la pereza y la dispersión. El Maestro teme
que los principiantes, durante la sesión, cuando justamente han
bajado los párpados, obtengan confusas fantasías, a causa de las
cuales el corazón comience a correr de manera que sea difícil de
dirigir. Por lo tanto, enseña el Trabajo de contar la respiración, y de
fijar los pensamientos del corazón para impedir que la fuerza del
espíritu fluya hacia fuera.
Porque la respiración proviene del corazón, la respiración arrítmica
proviene de la intranquilidad del corazón. Por lo tanto, se debe
espirar e inspirar de modo muy suave, de manera que permanezca
inaudible para el oído y sólo el corazón cuente, enteramente quieto,
las aspiraciones. Cuando el corazón olvida el número de las
aspiraciones, esto es un signo de que el corazón ha huído hacia
fuera. Entonces se debe tener firme el corazón. Cuando el oído no
oye atento o los ojos no miran el dorso de la nariz, también sucede
que el corazón corre hacia fuera o viene el sueño. Esto es un signo
de que el estado se torna confusión y absorción, y se debe poner en
orden el espíritu-simiente. Cuando uno, al bajar los párpados y
tomar dirección de acuerdo con la nariz, no cierra enteramente la
boca y aprieta firmemente los dientes, también acontece fácilmente
que el corazón se apresura hacia fuera; entonces, de prisa, se debe
cerrar y apretar los dientes. Los cinco sentidos se dirigen de acuerdo
al corazón, y el espíritu debe llamar en su ayuda la fuerza respirato-
ria, para que entren en concordancia corazón y respiración. De esta
manera se tiene necesidad cuando más de un Trabajo diario de unos
pocos cuartos de hora; entran así por sí mismos corazón y respira-
-99-
ción en cooperación y concordancia correctas; entonces no se
necesita ya contar y la respiración se torna rítmica por sí misma.
Cuando la respiración va rítmicamente desaparecen con el tiempo,
enteramente por sí solas, la pereza y la distracción.
5
ERRORES EN EL CURSO CIRCULAR DE LA LUZ
El maestro Lü Dsu dijo: Vuestro trabajo se hará paulatinamente
concentrado y maduro, pero antes del estado donde uno se sienta como
un árbol seco ante la roca hay todavía muchas posibilidades de error,
sobre las cuales quisiera yo llamar en especial la atención. Se discier-
nen esos estados sólo cuando se los vivencia personalmente. De modo
que los voy a enumerar aquí. Mi dirección se diferencia de la dirección
del yoga budista (Dschan Dsung)16 por cuanto tiene paso a paso sus
signos confirmativos. Primero quisiera yo discurrir acerca de los
errores y luego llegar a hablar de los signos confirmativos.
Cuando uno se dispone a llevar a cabo su decisión, se debe previa-
mente cuidar que todo pueda tener lugar en una postura cómoda, calma.
No se ha de pretender demasiado del corazón. Se debe cuidar que la
fuerza y el corazón se correspondan uno a otra de manera por entero
automática. Sólo entonces se llega al estado de reposo. Durante el
estado de reposo uno debe cuidar de las correctas circunstancias y el
espacio correcto. Uno no debe sentarse en medio de asuntos nimios;
según se dice: uno no ha de tener vacuidades en la mente. Se ha de poner
de lado todos los enredos, ser enteramente soberano e independiente.
Tampoco se debe dirigir los pensamientos a la ejecución correcta.
Cuando uno se toma demasiado trabajo, se presenta este peligro. No
digo que uno no haya de tomarse ningún trabajo, pero la correcta
conducta está en el medio entre ser y no-ser: cuando se alcanza
premeditadamente la impremeditación, entonces uno la ha captado.
Déjese uno ir, soberano y sin turbación, de manera independiente.
Además, no se debe caer en el mundo fascinante. El mundo
fascinante es donde las cinco clases de demonios oscuros hacen de las
suyas; éste es, por ejemplo, el caso cuando, después de la fijación, tiene
uno principalmente pensamientos de madera seca y de cenizas muertas,
y poco pensar de la primavera luminosa sobre la gran Tierra. De esa
manera uno se sume en el mundo de lo oscuro. La fuerza es allí fría, la
respiración difícil y se muestran cantidad de imágenes de lo frío y lo
que se extingue. Cuando uno se demora en él largo tiempo, se entra en
el dominio de las plantas y las piedras.
Tampoco se debe dejar extraviar por los diez mil enredos. Esto
acontece cuando, después que se ha comenzado el estado de reposo, de
-102-
repente se presentan sin interrupción toda clase de ligaduras. Uno
quiere perforarlas y no puede, uno las sigue y se siente como aliviado
por ello. Esto quiere decir: el señor se torna siervo. Cuando uno se
demora en ello largo tiempo, se entra en el mundo de los deseos
Meditación. Etapa tercera. Separación del cuerpo-espíritu para la existencia
independiente.
ilusorios.
En el mejor caso se llega al Cielo, en el peor a los espíritus-zorras17.
Tal espíritu-zorra por cierto también es capaz de manifestarse en
célebres cadenas de montañas, de gozar del viento y la Luna, de flores
y frutas, de tener su alegría en árboles de coral y hierbas de joyas. Pero,
después que se ha manifestado de este modo durante trescientos a
quinientos años, o en el mayor de los casos, después de algunos miles
de años, su recompensa está terminada y nace otra vez en el mundo del
desasosiego.
Todo eso son caminos erróneos. Cuando se conoce el camino
erróneo, entonces se puede indagar los signos confirmativos.
-103-
El sentido de esa sección18 es llamar la atención sobre los caminos
erróneos en la meditación a fin de que uno llegue al espacio de la
fuerza y no a la caverna de la fantasía. Éste es el mundo de los
demonios. Tal es, por ejemplo, el caso cuando uno se sume en la
meditación y ve aparecer llamas de luz o colores abigarrados, o ve
Bodhisatvas o dioses que se aproximan, u otras fantasías similares.
O cuando no se consigue que se aúnen acabadamente fuerza y
respiración; cuando el agua de los riñones no puede ir hacia arriba
sino que puja hacia abajo, la fuerza primordial se torna fría y la
respiración difícil; entonces son demasiado pocas las gentiles
fuerzas de Luz de la gran Tierra y se cae en el mundo vacío de la
fantasía. O cuando en una larga sesión, se alzan en tropel las ideas
uno quiere contenerlas y no puede; uno se deja llevar por ellas y se
siente más liviano; no se debe entonces, bajo ninguna circunstancia,
seguir adelante con la meditación, sino levantarse y dar vueltas un
rato hasta que fuerza y corazón estén de nuevo al unísono; sólo
entonces puede uno ponerse de nuevo a meditar. Al meditar se debe
tener una suerte de intuición especial para que uno sienta aunarse
fuerza y respiración en el campo del Elixir, que comience a agitarse
apagadamente una cálida liberación perteneciente a la verdadera
Luz; entonces se ha encontrado el espacio correcto. Cuando se ha
encontrado este espacio correcto, se está exento del peligro de caer
en el mundo de los deseos ilusorios o de los demonios sombríos.
6
VIVENCIAS CONFIRMATIVAS DURANTE
EL CURSO CIRCULAR DE LA LUZ
El Maestro Lü Dsu dijo: Hay muchas clases de vivencias confirmati-
vas. Uno no ha de contentarse con reducidas pretensiones, sino alzarse
al pensamiento de que todo ser viviente debe ser redimido. No se debe
ser de corazón ligero y negligente, sino esforzarse por que la palabra
sea demostrada a través de hechos.
Cuando durante el reposo el espíritu tiene, en ininterrumpida
duración, la sensación de una gran alegría, como si estuviera borracho
o recién bañado, éste es un signo de que el principio luminoso es
armónico en el cuerpo íntegro; ahí comienza a despuntar la Flor de Oro.
Cuando luego, más adelante, todas las aberturas están quietas y la Luna
de plata está en medio del Cielo y tiene uno el sentimiento de que esta
gran Tierra es un mundo de Luz y lucidez, éste es un signo de que el
cuerpo del corazón se abre a la claridad. Éste es un signo de que la Flor
de Oro se abre.
Además se siente el cuerpo integro firme y fuerte, de modo que no
teme tormenta ni escarcha. Cosas que otros hombres consideran nada
regocijantes, no me pueden turbar la lucidez del espíritu-simiente
cuando tropiezo con ellas. Oro amarillo llena la casa, jade blanco forma
los peldaños. Las cosas corruptas y hediondas sobre la tierra, que toman
contacto con un hálito de la verdadera fuerza, se tornan de inmediato
vivas nuevamente. La sangre roja se torna leche. El frágil cuerpo carnal
es oro vano y piedra preciosa. Éste es un signo de que la Flor de Oro se
cristaliza.
El Libro de la Contemplacióra Exitosa (Ying Guan Ging) dice: "El
Sol se hunde en la gran agua y surgen mágicas imágenes de árboles en
filas." El ocaso del Sol significa que el cimiento es puesto en el caos (el
mundo antes de la manifestación, el mundo inteligible): éste es el
estado libre de polos (Wu Gi). El bien supremo es como el agua, pura
y sin manchas. Éste es el señor de la gran polaridad, el dios que avanza
en el signo de la conmoción (Dschen)19. La conmoción tiene como
imagen la madera, por lo tanto nace la imagen de las filas de árboles.
Una séptuple fila de árboles significa la Luz de las siete aberturas del
cuerpo (o aberturas del corazón). En el noroeste está la dirección de lo
Creativo. Cuando se mueve un lugar más, está ahí lo Abismal. El Sol que
-106-
se hunde en la gran agua es la imagen de lo Creativo y Abismal. Lo
Abismal es la dirección de la medianoche (ratón, Dsï, norte). Para el
solsticio de invierno el trueno (Dschen) está enteramente oculto y
cubierto en medio de la Tierra. Sólo cuando es alcanzado el signo de la
conmoción, avanza de nuevo sobre la tierra el polo de Luz. Ésta es la
imagen de las filas de árboles. Lo demás se deja revelar correspondien-
temente.
La segunda sección significa erigir el cimiento sobre esto. El gran
mundo es como hielo, un mundo vitroso de joyas. El brillo de la Luz se
cristaliza paulatinamente. Por lo tanto, nace una alta terraza y sobre ella
aparece, con el correr del tiempo, el Buda. Cuando el ser de oro
aparece, ¿quién podría ser aparte de Buda? Pues el Buda es el santo de
oro de la gran Iluminación. Ésta es una gran experiencia confirmativa.
Hay ahora tres experiencias confirmativas que uno puede probar. La
primera es que cuando uno ha entrado en el estado de meditación, los
dioses20 están en el valle. Se oye hablar a los hombres como a una
distancia de algunos cientos de pasos, a cada uno de ellos clara e
individualmente. Pero las voces suenan todas como un eco en un valle.
Se los oye siempre, uno nunca se oye a sí mismo. Esto se llama la
presencia de los dioses en el valle.
A ratos se puede experimentar lo siguiente: así que se está en
reposo, comienza a alzarse en llamas la Luz de los ojos, de modo que
delante de uno todo se torna enteramente lúcido, como si se estuviera
en una nube. Si se abre los ojos y uno busca su cuerpo, no se lo
encuentra más. Esto se llama: "En el aposento vacío se hace la lucidez."
Todo dentro y fuera, es igualmente lúcido. Éste es un signo muy
favorable.
O cuando se sienta uno a meditar, el cuerpo carnal se torna entera-
mente brillante, como seda o jade. El sentarse resulta difícil, se siente
uno tirado hacia arriba. Esto quiere decir: "El espíritu retorna y presiona
contra el Cielo." Con el tiempo se puede vivenciar que realmente uno
flota hacia arriba.
Ahora ya se puede hacer esas tres experiencias. Pero no se puede
expresar todo eso. En correspondencia con los talentos de los hombres,
diferentes cosas aparecen a cada uno. Cuando se experimenta, ahora, las
cosas justamente mencionadas, ello es un signo de una buena disposi-
ción. Con estas cosas es como cuando se bebe agua. Uno mismo
observa si el agua es cálida o fría. Y del mismo modo debe uno
convencerse de tales experiencias; sólo entonces son reales.
7
EL MODO VIVIENTE DEL CURSO
CIRCULAR DE LA LUZ
El Maestro Lü Dsu dijo: Cuando se logra paulatinamente poner en
marcha el curso circular de la Luz, no debe uno con ello renunciar a su
ordinaria vocación. Los antiguos dijeron: Cuando los asuntos vienen a
nosotros, se debe aceptarlos; cuando las cosas vienen a nosotros, se
debe discernirlas hasta el fondo. Cuando se pone en orden los asuntos
mediante pensamientos correctos, la Luz no es desparramada por las
cosas externas, sino que gira según su propia ley. De esa manera se
puede poner en ejecución hasta el todavía invisible curso circular de la
Luz; mucho más si se trata del auténtico verdadero curso circular de la
Luz que ya se ha manifestado claramente.
Cuando se está continuamente, en la vida ordinaria, en estado de
reaccionar ante las cosas sólo por reflejos, sin ninguna intromisión de
un pensamiento sobre los otros o sobre sí, esto es un curso circular de
la Luz resultante de las circunstancias. Éste es el primer secreto.
Cuando por la mañana puede uno liberarse de toda complicación y
meditar de una a dos horas dobles, y luego puede orientarse en todas las
ocupaciones y frente a todas las cosas externas con un método reflejo
puramente objetivo, cuando se prosigue esto sin ninguna interrupción,
después de dos o tres meses vienen del Cielo todos los Consumados y
santifican tal conducta.
La sección precedente trata de los beatíficos campos en que se entra
cuando uno adelanta en el Trabajo. Esta sección tiene por objeto
mostrar a los aprendices cómo deben dar forma de manera más fina
a su Trabajo diariamente, a fin de que puedan esperar una pronta
obtención del Elixir de Vida. ¿Cómo sucede que el Maestro hable
precisamente ahora de que no se ha de renunciar a la profesión
civil? Se podría pensar, en consecuencia que el Maestro quiere
impedir que el aprendiz obtenga pronto el Elixir de Vida. Quien
sabe, replica a ello: ¡De ningún modo! El Maestro está inquieto
porque el aprendiz todavía no ha colmado su karma, por tal motivo
habla así. Ahora, cuando el Trabajo ya ha conducido a las beatíficas
campiñas, el corazón es como un espejo de agua. Cuando las cosas
vienen, refleja cosas; cuando las cosas se van, se aúnan de por sí
-108-
otra vez espíritu y fuerza, y no se dejan apartar por las cosas
externas. Esto es lo que el Maestro da a entender cuando dice: se ha
de renunciar completamente a toda intromisión del pensamiento en
otros y en sí mismo. Cuando el aprendiz consigue acabadamente
fijarse al espacio de la fuerza mediante el verdadero pensamiento,
no tiene necesidad de poner la Luz en circulación, y la Luz gira por
sí misma. Pero cuando la Luz gira, el Elixir se engendra por sí
mismo, y nada obstruye que uno lleve simultáneamente a cabo
trabajos mundanos. Otra cosa es, en verdad, al comienzo de la
meditación, cuando espíritu y fuerza están aún dispersos y confusos.
Cuando uno no pueda entonces mantener a distancia de sí los
asuntos mundanos, y no encuentre un lugar tranquilo donde
concentrarse con íntegra fuerza, con lo cual se evite todas las
perturbaciones debidas a la ocupación ordinaria quizás uno sea
aplicado por la mañana y seguramente perezoso al anochecer:
¿cuánto tiempo habrá de seguirse de esa manera, hasta penetrar los
reales secretos? Por lo tanto se dice: Cuando uno principia a
dedicarse al Trabajo, se ha de rechazar todo asunto doméstico. Y
cuando eso no resulte por completo, se ha de encargar a alguien que
se ocupe de uno, así podrá consagrarse al Trabajo con atención
íntegra. Pero cuando el Trabajo ha avanzado de manea tal que uno
vivencia confirmaciones secretas, no importa el que simultáneamente
se ponga otra vez en orden los asuntos ordinarios, para cumplir así
de este modo el karma. Esto se llama el modo viviente del curso
circular de la Luz. En otros tiempos ha dicho el verdadero hombre
de la Luz polar purpúrea (Dsï Yang Dschen Jen) una frase: "Cuando
uno cuida su conducta en mezcla con el mundo y no obstante al
unísono con la Luz, entonces lo redondo es redondo y lo anguloso
anguloso; entonces vive uno entre los hombres misteriosamente
manifiesto, distinto y sin embargo igual, y ninguno puede sondearlo;
entonces nadie nota nuestra conducta secreta". El modo viviente del
curso circular de la Luz justamente tiene el sentido de vivir en
mezcla con el mundo y no obstante al unísono con la Luz.
8
FÓRMULA MÁGICA PARA EL VIAJE
A LA LEJANÍA
El Maestro Lü Dsu dijo: Yü Tsing ha dejado tras sí una fórmula
mágica para el Viaje a la Lejanía:
"Cuatro palabras cristalizan el espíritu en el espacio de la fuerza.
En el sexto mes se ve de repente volar nieve blanca.
A la tercera guardia se ve el disco del Sol radiar cegadoramente.
En el agua sopla el viento de la amabilidad.
Peregrinando por el Cielo, se come la fuerza del espíritu de lo
Receptivo.
Y el secreto aún más profundo del secreto:
La tierra que no está en ninguna parte, ésta es la verdadera patria
..."
Esos versos son muy misteriosos. La significación es: lo más
importante en el Gran Sentido son las palabras: en el no-obrar el obrar.
El no-obrar impide que uno sea enredado en forma e imagen (corporei-
dad). El obrar en el no-obrar impide que uno se suma en el vacío
transido y la riada muerta. El efecto reposa íntegramente sobre el Uno
central, la liberación del efecto se halla en ambos ojos. Ambos ojos son
como la lanza del Gran Carruaje, que hace girar la creación íntegra;
ponen en circulación los polos de lo luminoso y de lo oscuro. El Elixir
reposa en principio y fin sobre el Uno: el metal en medio del agua, esto
es, el plomo en el lugar del agua. Hasta aquí se habló del curso circular
de la Luz, con lo que se indicó la liberación inicial que actúa desde lo
externo sobre lo interno. Esto es para ayudar a recibir al Señor. Esto es
para los aprendices en los peldaños iniciales: cultivan las dos transicio-
nes inferiores a fin de ganar la transición superior. Una vez que la
sucesión resulta clara y conocido el modo de la liberación, el Cielo no
escatima más el Sentido, sino que revela el axioma entre todos
supremo. Vosotros, discípulos, ¡mantenedlo secreto y aplicaos
vigorosamente!
La circulación de la Luz es la designación total. Cuanto más adelanta
el Trabajo, tanto más llega la Flor de Oro a la eclosión. Ahora bien, hay
empero una suerte aún más prodigiosa de curso circular de la Luz. Hasta
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aquí hemos actuado desde afuera sobre lo interno, ahora permanecemos
en el Centro y dominamos lo externo. Hasta aquí era un servicio para
ayuda del Señor, ahora es una propagación de los mandatos de este
señor. La relación íntegra se revierte ahora. Cuando se quiere penetrar
con el método en los campos más finos, se debe cuidar en primer lugar
que uno domine completamente cuerpo y corazón, que uno sea
enteramente libre y reposado, deje partir todos los enredos, no tenga la
más queda agitación y que el Corazón Celestial permanezca exactamen-
te en el Centro. Entonces bájese los párpados de ambos ojos, como si
se recibiese un santo edicto en el que uno es llamado al ministro:
¿Quién osaría no obedecerlo? Entonces se ilumina con ambos ojos la
casa de lo Abismal (agua, Kan). Doquiera aparece la Flor de Oro, sale
ahí a su encuentro la verdadera Luz polar. Lo Adherente (lo luminoso,
Li) es luminoso afuera y oscuro dentro; esto es el cuerpo de lo
Creativo. Lo oscuro se introduce y se torna señor. La consecuencia es
que el corazón (conciencia) se torna dependiente de las cosas, es
dirigido hacia fuera y resulta impulsado de aquí para allá por la
corriente. Cuando ahora la Luz circulante brilla hacia dentro, no se torna
dependiente de las cosas, y la fuerza de lo oscuro queda limitada y la
Flor de Oro ilumina concentradamente. Esto es entonces la Luz polar
concentrada. Lo emparentado se atrae. De este modo, la línea po-
lar-luminosa de lo Abismal puja hacia arriba. Esto no es solamente lo
luminoso en el abismo, sino que es Luz creativa que se encuentra con
Luz creativa. Tan pronto como esas dos sustancias se topan, se
combinan indisolublemente y nace una vida incesante, viene y se va, se
eleva y cae por sí misma en la casa de la fuerza primordial. Se siente
lucidez e infinitud. El cuerpo íntegro se siente liviano y quisiera volar.
Éste es el estado del que se dice: las nubes colman las mil montañas.
Paulatinamente va aquí y allá enteramente queda, se eleva y cae
imperceptiblemente. El pulso se detiene y la respiración cesa. Éste es
el momento de la verdadera unión generatriz, el estado del que se dice:
la Luna concentra las diez mil aguas. En medio de esta oscuridad
comienza entonces de repente un movimiento el Corazón Celestial.
Esto es el retorno de la Luz una, el tiempo en que el Niño viene a la
vida.
Pero los detalles de eso deben explicarse acabadamente cuando el
hombre observa algo, oye algo, ojos y oídos se mueven y siguen a las
cosas hasta que hayan partido. Estos movimientos son súbditos de todo
y, cuando el Soberano Celestial los sigue en sus tareas, ello significa:
convivir con demonios.
Ahora bien, cuando se convive con hombres, no con demonios, en
cada movimiento, cada estarse quieto, el Soberano Celestial es el
verdadero hombre. Cuando se mueve, y uno se mueve al par de él
entonces el movimiento es la raíz del Cielo. Cuando está quieto, y uno
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está quieto al par de él, entonces la quietud es la caverna de la Luna.
Cuando continúa incesantemente con movimiento y quietud, seguir
conjuntamente con él incesantemente con movimiento y reposo; cuando
asciende y desciende en inspiración y espiración, ascender y descender
conjuntamente con él en inspiración y espiración: esto es lo que se
llama ir y venir entre raíz del Cielo y caverna de la Luna. Cuando el
Corazón Celestial todavía conserva tranquilidad, el movimiento antes
del tiempo correcto es una falta de la blandura. Cuando el Corazón
Celestial ya se ha movido, el movimiento que le sigue detrás para
corresponderle es una falta de la rigidez. Así que el Corazón Celestial
se agite, uno debe de inmediato, con íntegra disposición, alzarse hacia
arriba, a la casa de lo Creativo: así la Luz del espíritu ve la cima, que es
el conductor. Este movimiento corresponde al tiempo. El Corazón del
Cielo se eleva a la cima de lo Creativo, ahí se extiende en plena libertad.
Entonces quiere de repente profunda quietud, y uno debe introducirlo
Meditación. Etapa cuarta. El centro en medio de las condiciones.
sin tardanza, con íntegra disposición, en el Castillo amarillo. Así ve la
luz del ojo la morada central amarilla del espíritu.
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Cuando entonces llegan deseos de quietud, no surge un solo
pensamiento; el que mira hacia dentro olvida de repente que mira. Para
ese tiempo cuerpo y corazón deben ser dejados completamente libres.
Todos los enredos han desaparecido sin rastros. Entonces tampoco sé
ya en qué lugar está mi casa del espíritu y crisol. Si uno quiere asegurar-
se de su cuerpo, no puede ello alcanzarse. Este estado es el penetrar del
Cielo en la Tierra, el tiempo en que todos los prodigios vuelven a su
raíz. Ello ocurre cuando el espíritu cristalizado entra en el espacio de
la fuerza.
El Uno es el curso circular de la Luz. Cuando se comienza, está en
primer lugar todavía disperso, y uno quiere concentrarlo; los seis
sentidos no están activos. Esto es el cuidado y nutrición del propio
origen, el llenar hasta los bordes el aceite, cuando uno va para recibir la
vida. Cuando, entonces, se está tan lejos como para haberlo concentra-
do, uno se siente liviano y libre y no tiene ya la necesidad de tomarse el
más pequeño trabajo. Esto es la tranquilización del espíritu en el
espacio de los antepasados, el tomar posesión del Cielo anterior.
Cuando, entonces, se está tan lejos como para que cada sombra y
cada eco esté extinto, de manera que uno está enteramente quieto y
firme, esto es la salvaguardia de la caverna de la fuerza, donde todo lo
prodigioso retorna a la raíz. No se cambia el lugar, pero el lugar se
divide. Éste es el espacio incorpóreo, ahí mil lugares y diez mil lugares
son un lugar. No se cambia el tiempo, pero el tiempo se divide. Éste es
el tiempo inmedible, ahí todos los eones son como un instante.
En tanto que el corazón no ha alcanzado el supremo reposo, no
puede moverse. Uno mueve el movimiento y olvida el movimiento; esto
no es el movimiento en sí. Por lo tanto se dice: si uno excitado por las
cosas externas, se mueve, esto es la pulsión del ser. Si uno se mueve, no
excitado por las cosas externas, esto es el movimiento del Cielo. El ser
que está confrontado al Cielo puede caer y deslizarse bajo el señorío de
las pulsiones. Las pulsiones se basan en que hay cosas externas. Son
pensamientos que sobrepasan su propia situación. Entonces movimiento
lleva a movimiento. Pero cuando ninguna idea surge, nacen las ideas
correctas. Ésa es la verdadera idea. Cuando las cosas están en reposo,
cuando uno está enteramente firme, la liberación del Cielo se mueve de
repente, ¿no es éste un movimiento sin finalidad? El obrar en el
no-obrar tiene precisamente esa significación.
En lo que concierne al comienzo de la poesía, los primeros dos
versos se refieren enteramente a la actividad de la Flor de Oro. Los dos
versos siguientes se ocupan de la recíproca conversión de Sol y Luna
uno en otro: El sexto mes es el adherir (Li), el fuego. La nieve blanca
que vuela es lo oscuro polar verdadero en medio del signo del fuego que
está a punto de volcarse en lo Receptivo. La tercera guardia es lo
Abismal (Kan), el agua. El disco del Sol es la raya polar una en el signo
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de agua, que está a punto de volcarse en lo Creativo. Está allí contenida
la manera cómo se toma el signo de lo Abismal y la manera cómo se
revierte el signo del adherir.
Las dos líneas siguientes se ocupan de la manifestación de la lanza
del gran carruaje, al ascender y descender de la liberación polar íntegra.
El agua es el signo de lo Abismal, el ojo es el viento de lo Suave (Sun).
La luz del ojo ilumina en la casa de lo Abismal y rige ahí la simiente de
la gran Luz. "En el Cielo" significa la casa de lo Creativo. (Kien)
"Peregrinando se come la fuerza del espíritu de lo Receptivo." Esto
muestra cómo el espíritu penetra en la fuerza; cómo el Cielo penetra en
la Tierra; esto acontece para nutrir el fuego.
Las dos últimas líneas indican finalmente el misterio más profundo,
del que uno no se puede privar desde el comienzo hasta el fin. Es el
lavado del corazón y la purificación de los pensamientos; es el baño. La
ciencia santa se inicia con el conocimiento de dónde detenerse, y su
terminación es el detenerse en el bien supremo. Su comienzo está más
allá de la polaridad, y también desemboca más allá de ésta.
El Buda habló de lo efímero, creador de la conciencia, como
principio fundamental de la religión. Y en nuestro taoísmo el Trabajo
íntegro para consumar esencia y vida se halla incluido en la expresión
"producir lo vacío". Las tres religiones todas concuerdan en la
proposición una, encontrar el Elixir espiritual, para pasar de la muerte
a la vida. ¿En qué consiste este Elixir espiritual? Significa: permanecer
siempre en lo sin finalidad. El secreto profundo del baño, que es el más
profundo de nuestra enseñanza, es limitado de este modo al Trabajo de
hacer vacío el corazón. Con ello se tranquiliza el corazón. Lo que aquí
he revelado con una palabra es el fruto de fatigosa labor.
Si vosotros no estáis todavía en claro acerca de la medida en que las
tres secciones todas pueden estar presentes en una sección, he de
aclarároslo mediante la triple concentración budista sobre vacío,
ilusión, Centro.
Entre las tres contemplaciones viene como primera el vacío. Se
observan todas las cosas como vacías. Luego sigue la ilusión. Si bien se
sabe que son vacías, uno no destruye las cosas sino que continúa sus
asuntos en medio del vacío. Pero si bien no se destruye las cosas,
tampoco presta uno atención a ellas: esto es la contemplación del
Centro. Mientras practica la contemplación del vacío, uno sabe también
que no puede destruir las diez mil cosas y, no obstante, no las toma en
cuenta. De esta manera coinciden las tres contemplaciones. Pero
finalmente la fortaleza reposa en la contemplación de lo vacío. Por lo
tanto, cuando uno practica la contemplación de lo vacío, lo vacío está
seguramente vacío, pero también la ilusión es vacía y lo central es
vacío. Es necesaria una gran fortaleza para practicar la contemplación
de la ilusión; entonces la ilusión es realmente ilusión, pero también lo
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vacío es ilusión y el Centro es también ilusión. En el camino del Centro
engendra uno también imágenes de lo vacío, pero no las llama vacías
sino que las llama centrales. Uno practica también contemplación de la
ilusión, pero no la llama ilusión sino que la llama central. En cuanto
concierne al Centro, no hay necesidad de hablar más.
Esta sección menciona en primer lugar la fórmula mágica de Yü
Tsing para el Viaje a la Lejanía. Tal fórmula enuncia que el misterio-
so prodigio del Sentido consiste en cómo nace de la nada algo.
Mientras que el espíritu y la fuerza se unen en forma cristalizada,
con el tiempo se forma en medio del vacío de la nada un punto del
verdadero fuego. En este tiempo el fuego se tornará tanto más lúcido
cuanto más reposado esté el espíritu. La lucidez del fuego es
comparada con el calor del Sol del sexto mes. Mientras el fuego
llameante evapora el agua de lo Abismal, es calentado el vapor de
agua y, cuando traspone el punto de ebullición, asciende en la altura
como nieve voladora; esto es dado a entender con el ver volar nieve
en el sexto mes. Pero a causa de que el agua es evaporada por el
fuego, se agita la verdadera fuerza; pues cuando lo oscuro está
tranquilo, se mueve lo lúcido; esto es igual al estado de la mediano-
che viviente. Para ese tiempo se obra sobre la fuerza con la
intención de que ascienda en forma retrógrada y descienda en forma
directa, del mismo modo en que gira hacia arriba la rueda solar. Por
lo tanto se dice: "A la tercera guardia se ve el disco solar radiar
cegadoramente". El método de la rotación se sirve de la respiración
para alentar el fuego del portal de vida; por ese medio Legra que la
verdadera fuerza venga a su lugar original. Por ello, se afirma que
el viento sopla en el agua. De la fuerza una del Cielo anterior se
desarrolla la respiración entrante y saliente del Cielo posterior y su
fuerza de atizar.
El camino conduce desde el sacro hacia arriba en forma retrógrada,
hasta la cima de lo Creativo y a través de la casa de lo Creativo;
luego va hacia abajo a través de ambos pisos en forma directa, al
plexo solar y lo calienta. Por lo tanto se dice: "Peregrinando en el
Cielo se come la fuerza del espíritu de lo Receptivo". Mientras la
verdadera fuerza retorna al lugar vacío, con el tiempo se tornan
fuerza y figura abundantes y plenas, cuerpo y corazón se tornan
alegres y serenos. Si no se lo alcanza mediante el Trabajo de girar
la rueda de la enseñanza, ¿de qué otra manera habría de lograrse
poder emprender este Viaje a la Lejanía? Lo que importa es que el
espíritu cristalizado reverbere sobre el fuego del espíritu y mediante
el extremo reposo atice el "fuego en medio del agua", que se halla en
medio de la caverna vacía. Por lo tanto se dice: "Y el secreto más
profundo del secreto: la tierra que no está en ninguna parte, ésta es
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la verdadera patria". Ahora, en su Trabajo, el aprendiz ha entrado
ya en los campos misteriosos; pero si no conoce el método de fundir
es de temer que difícilmente llegue a producirse el Elixir de Vida.
Por lo tanto, el Maestro ha revelado el secreto severamente
preservado por los anteriores santos. Cuando el aprendiz deja
adherir en medio de la caverna de la fuerza el espíritu cristalizado,
y al mismo tiempo deja reinar la tranquilidad extrema, nace en la
oscura tiniebla un algo de la nada, es decir, aparece la Flor de Oro
del Gran Uno. Para este tiempo se diferencia la Luz consciente de la
Luz de la esencia. Por lo tanto se dice: "Moverse excitado por las
cesas externas conduce a que se vaya en forma directa hacia afuera
y se engendre un hombre: esto es la Luz consciente". Si el aprendiz,
para el tiempo en que ha concentrado abundantemente la verdadera
fuerza, no la deja correr en forma directa hacia fuera, sino que la
hace tornarse retrógrada, esto es la Luz de la vida; se debe aplicar
el método de girar la rueda de molino. Cuando se gira duradera-
mente, la verdadera fuerza se vuelve gota a gota a la raíz. Entonces
la rueda de molino se detiene, el cuerpo está puro, la fuerza está
fresca. Una rotación única significa un ciclo del Cielo, lo que el
Maestro Kiu llama un pequeño ciclo del Cielo. Si uno no espera
hasta que la fuerza se haya concentrado suficientemente, y la utiliza,
entonces aquélla está todavía muy débil y tierna y el Elixir no se
forma. Cuando la fuerza existe y no se la utiliza, se torna demasiado
vieja y rígida, y difícilmente llega a producirse el Elixir de Vida.
Cuando no es demasiado vieja ni demasiado tierna, entonces es el
momento correcto para poder utilizarla con ese fin. Es lo que Buda
da a entender cuando dice: "La manifestación desemboca en lo
vacío". Eso es la sublimación de la simiente en fuerza. Si el aprendiz
no comprende este principio y la deja escapar en forma directa,
entonces la fuerza se transforma en simiente; esto es lo que quiere
decir: "Lo vacío desemboca en la manifestación". Pues todo hombre
que se une corporalmente a una mujer primero siente placer y luego
amargura; cuando la simiente se ha escurrido el cuerpo está
cansado y el espíritu agotado. Muy distinto es cuando el adepto hace
aunarse espíritu y fuerza. Esto da primero pureza y luego frescura;
cuando la simiente se ha metamorfoseado el cuerpo está saludable
y libre. La tradición relata que el antiguo Maestro Pong habría
llegado a los 880 años habiendo utilizado doncellas de servicio para
nutrir su vida; por supuesto eso es un malentendido. En realidad, ha
usado el método de la sublimación de espíritu y fuerza. En los
Elixires de Vida, ahora, son utilizados símbolos por la mayor parte,
y a menudo en ellos el fuego de lo Adherente es comparado con la
novia, y el agua de lo Abismal con el Niño ( puer aeternus) ; de ahí
nace el malentendido acerca de que el Maestro Pong haya reparado
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su virilidad mediante lo femenino. Trátase de errores introducidos
más tarde.
Pero los adeptos pueden utilizar el método de derribar lo Abismal
y lo Adherente sólo cuando ponen sinceramente sus intenciones en
el trabajo; de otro modo la mezcla no se produce pura. La verdadera
intención está sometida a la Tierra, el color de la Tierra es amarillo;
por lo tanto, es simbolizada en los libros del Elixir de Vida con el
germen amarillo. Combinándose lo Abismal y lo Adherente, aparece
la Flor de Oro; el color del oro es blanco; por lo tanto, la nieve
blanca es usada como símbolo. Pero la gente del mundo, que no
comprende las palabras secretas de los libros del Elixir de Vida, se
ha equivocado, tomando amarillo y blanco como un método para
hacer oro a partir de piedras. ¿No es eso tonto?
Un antiguo adepto dijo: "Antes toda escuela conocía esta joya, sólo
los tontos no la conocían plenamente". Si se reflexiona sobre esto,
se discierne que en realidad los antiguos, con ayuda de la fuer-
za-simiente existente en su propios cuerpos, alcanzaban larga vida,
no que alargaban sus años mediante la ingestión de Elixires
cualesquiera. Pero la gente del mundo perdió la raíz y se tomó a las
copas. El Libro del Elixir dice también: "Cuando un hombre correcto
(mago blanco) se sirve de los medios erróneos, los medios erróneos
operan correctamente" -con ello es dado a entender la metamorfosis
de la simiente en fuerza- "pero cuando un hombre erróneo usa los
medios correctos, el medio correcto opera erróneamente" -con esto
es dada a entender la unión corporal de hombre y mujer, de la que
surgen hijos e hijas. El tonto disipa la más alta joya de su cuerpo en
placer indomeñado, y no sabe preservar su fuerza-simiente existente
en sus propios cuerpos, alcanzaban larga perece. Los santos y
sabios no tienen ningún otro modo de cuidar su vida que aniquilar
los placeres y preservar la simiente. La simiente concentrada es
transformada en fuerza, y la fuerza, cuando es suficiente en abun-
dancia, crea el fuerte cuerpo creativo. La diferencia con los hombres
comunes reposa sólo en la aplicación del camino directo o retrógra-
do.
El sentido íntegro de esta sección está dirigido a aclarar al aprendiz
el método de llenar hasta el borde el aceite al encontrarse con la
vida. Lo principal para ello son ambos ojos. Ambos ojos son la
empuñadura del astro polar. Así como el Cielo gira en torno de la
estrella polar como centro, debe en el hombre señorear la intención
correcta. Por lo tanto, la consumación del Elixir de Vida reposa por
entero sobre la armonización de la intención correcta. Si, entonces,
se habla de que en cien días se puede fundar los cimientos, al
respecto débese tomar en consideración ante todo el grado de
aplicación al Trabajo y el grado de fortaleza de la constitución
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corporal. Quien sea ardoroso en su Trabajo y tenga una constitución
fuerte, logra más rápido girar la rueda de molino del río posterior.
Quien, entonces, haya encontrado el método para afirmar en
sucesión, armónicamente, pensamientos y fuerza, puede ya consumar
el Elixir dentro de los cien días. Pero quien sea débil y perezoso no
produce todavía nada después de los cien días. Cuando el Elixir está
consumado, espíritu y fuerza son puros y claros, el corazón está
vacío, la esencia manifiesta y la Luz de la conciencia se transforma
en la Luz de la esencia. Cuando se mantiene la Luz de la esencia
firme y duraderamente, lo Abismal y lo Adherente se ponen por sí
mismos en relación. Cuando lo Abismal y lo Adherente se mezclan,
es gestado el fruto santo. La maduración del fruto santo es el efecto
de un gran ciclo del Cielo. Las explicaciones ulteriores se detienen
en el método del ciclo del Cielo.
Este libro se ocupa de los medios de cuidar la vida, y muestra en
primer lugar cómo pone uno manos a la obra mirando el dorso de la
nariz; aquí sólo se expone el método del cambio; los métodos para
la consolidación y el "soltarse" están en otra obra, el Sü Ming Fang
(Método de Continuar la Vida).